Al ser designados los nuevos directivos de Cemex, Rogelio Zambrano Lozano y Fernando González Olivieri , Presidente y Director general respectivamente dividiendo el puesto único de Zambrano, decidieron que la mejor forma de sacar adelante a Cemex era el camino del "canibalismo" financiero y económico.
Desde entonces la meta fue reducir gastos de operación que ellos llaman "eficientar" o "hacer más competitiva" a la empresa, despidiendo personal, reduciendo costos etc. En segundo lugar el proceso de venta de activos "no estratégicos" según dicen para ir "amortizando deuda" y, por supuesto, subiendo los precios del cemento en México, su mayor mercado y fuente de recursos frescos o EBITDA ( el flujo de dinero antes de tener que pagar impuestos y deuda) lo cual hizo que éste cayera un -4.0% , como consecuencia de esto, sus ventas en nuestro país cayeron 19% en el 2015 sin mejorar en el resto del mundo solo un pálido 7% en los Estados Unidos en el último trimestre del 2015 para una caída de -0.9% en sus ventas totales.
Así que la venta de activos por unos 1,000 millones de dólares (mdd) y el aumento de precios más la reducción de personal y operaciones diversas, le permitió a la empresa obtener ganancias por 144 mdd "por primera vez en 8 años" después de pérdidas constantes desde el 2007 y las mas recientes por 178 mdd en 2014. No conformes con esto, los directivos de Cemex anunciaron nuevas "ventas de activos" por 1500 mdd en este 2016 y anunciaron también que la deuda total del grupo se reducía a "solo" 16,370 mdd. Con todo esto –dijeron- esperan logra el regreso del ansiado "grado de inversión", que quiere decir que los bancos volverán a prestarles sin tantos intereses y requisitos. Por supuesto, la Bolsa de Valores también festejó el hecho y generó un aumento en las acciones de Cemex de un 12.14%.
El canibalismo financiero y económico consiste en creer en que "vendiendo los fierros", "corriendo gente" y aumentando precios se camina hacia la "recuperación". La mentalidad estrictamente monetarista de los directivos de Cemex les impide entender que el mundo occidental o la cuenca del Atlántico se hunde en una depresión y que no hay oportunidad para las empresas productoras de bienes reales y que deberían estar haciendo cola en las puertas del Banco de Infraestructura Internacional en China para unirse a los proyectos de la Nueva Ruta de la Seda y, al mismos tiempo, exigir al gobierno mexicano que haga lo mismo.