13/May/2024
Editoriales

La pintura chatarra como “instrumento financiero”

Esa fotografía retocada de Marilyn Monroe del “artista” Andy Warhol se vendió hace unos días en 195 millones de dólares (mdd), superando a un cuadro de Pablo Picasso llamado “Las Mujeres de Argel” (aunque Picasso tiene una “pintura” más horrible todavía llamada “las señoritas de Aviñón" y que también se cotiza muy alto en el “mercado del arte”), que se vendió en 179 mdd en 2015 y a la “pintura” sin nombre pero llamada “Una calavera”  de Jean Michel Basquiat que se vendió en 110 mdd en 2017. Por supuesto, estas pinturas no tienen ninguno de  los avances de siglos en la técnica (perspectiva, manejo de la luz y el  color, representación de ideas, etc.) pues éstos fueron eliminadas como requisitos por el Congreso para la Libertad en la Cultura financiado por IBM y los Rockefeller (los mismos que hicieron celebridad a Frida Kahlo a quien la gente común, no snob, compara con los años difíciles porque “pinta de la chingada”);  en los años 50 y 60s y antes de esto por la Sociedad Prerrafaelita a mediados del siglo 19 que prohíbe el uso de la técnica clásica y las ideas en la pintura. A partir de ahí y sobre todo en las últimas décadas, la pintura y el arte en general se ha convertido en un instrumento financiero para la especulación y las altas ganancias sobre un producto que no vale nada pero que los mercados pueden inflar.  No se tiene que tener talento como Leonardo, Rembrandt o Velásquez, ni siquiera como los muralistas mexicanos como Siqueiros o Rivera;  sólo con que pintes rayas o manchas como P.J. Pollock quien detestaba pintar cualquier cosa que tuviera forma. En Wall Street, los grandes bancos dedicados en un 90% a la especulación, manejan la pintura chatarra moderna como “instrumentos financieros” de alta utilidad según se maneje, vía la prensa del arte y otros medios,  la percepción del “mercado”. En Nuevo León, por ejemplo, algunas de las familias adineradas que manejan el Museo Marco hicieron celebridad en los años 90s y principios de los 2000, a un pintor maleta como Julio Galán (QEPD) y sus pinturas llegaron a cotizarse por encima de los cien miles de pesos.