En los días siguientes, mientras contenemos el aliento hasta saber cómo es que la mayoría de los votantes norteamericanos resolverán su contienda política para elegir a su próximo Presidente y a muchos integrantes de su Congreso Legislativo, propongo que nos hagamos dos resoluciones distintas para actuar políticamente según sean dichos resultados:
En caso de que gane Donald Trump acordar, con todos con quienes podamos, que respaldaremos pública y notoriamente a nuestro Presidente Enrique Peña Nieto, con la única condición de que proceda a defender los intereses nacionales con el criterio y la voluntad únicos del bien común, sin inclinarse jamás ante ningunos intereses privados nacionales, ni mucho menos extranjeros y sin apartarse de lo justo y lo correcto por temor a cuáles puedan las consecuencias para él en lo personal. Si logramos que llegue a actuar en esta forma, es probable que ese mismo hecho marque la pauta para que luego vayamos resolviendo nuestros apremiantes problemas pendientes de procuración e impartición de justicia y de calidad de educación.
En caso de que gane Hillary Clinton acordar, con todos con quienes podamos, que debemos acelerar nuestras acciones políticas para exigir las acciones necesarias de procuración de justicia contra los altos funcionarios infractores que han sido más notorios y dañinos, como los ex – gobernadores Medina de Nuevo León, Duarte de Veracruz y Moreira de Coahuila, así como su liga de financiamiento a las campañas priístas, incluyendo a las del propio Presidente. Claro que luego también se investigaría a los demás Partidos.
Estas acciones de limpieza a fondo, en caso del resultado bueno en EUA, deberán ser los preliminares necesarios para que todo el que quiera competir en nuestras elecciones del año 2018, sepa que tendría que hacerlo dentro de un marco de completa moralidad en el manejo de los asuntos públicos, y con muy claras y factibles propuestas para mejorar radicalmente nuestros sistemas de procuración e impartición de justicia y para subir los estándares de la educación pública, con la meta última de privatizarla y reservar para el Estado sólo las funciones de facilitación económica y supervisión de la calidad.
Aunque en la forma estas dos resoluciones parecen ser diametralmente opuestas, en el fondo son lo mismo: Moralizar el manejo de los asuntos públicos. Y eso no sólo es necesario en México, sino también en el resto del mundo, para poder afrontar problemas globales, tales como la conservación del medio ambiente planetario y los acuerdos para garantizar la seguridad mundial en este nuevo mundo múltiple, con actores tan diversos y grandes como China, Europa Occidental, Rusia y los propios Estados Unidos. Así que los resultados electorales que nos tienen en ascuas tienen una importancia mundial, aunque aquí en México nos afecte más que a cualquier otro país, por nuestra vecindad y los lazos económicos y poblacionales que tenemos.-
Atte.- JVG.- 02-11-16Atte.- JVG.- 02-11-16