La mayoría delos analistas y "grillólogos", trataron de interpretar el intento de "relevo" de Marco González al frente de la fracción priista en el congreso del estado, como una maniobra de los dos ex gobernadores afectador por el rechazo de las cuentas públicas de 2014 y 2008, es decir, Rodrigo Medina y Natividad González Parás.
Igualmente, esos analistas quisieron ver en la decisión del diputado González algún intento de golpe a esos dos gobernadores o un enfrentamiento con esos "dos grupos de poder", como el los definió, que fueron los que intentaron destituirlo. No es así.
Ha sido muy publica la decisión del presidente del CEN de PRI, Enrique Ochoa, de ir en contra de los ex gobernadores de varios estados del país en una supuesta cruzada "anti corrupción" con la cual, se dice, el PRI intentara reivindicar su imagen y posicionarse mejor para el 2018 y la elección presidencial. Ochoa ha dicho, a todo aquel que quiera escucharlo, que su partido habrá de abanderar la lucha contra la corrupción en México.
Independientemente de lo creíble que esto sea, es muy claro que el papel de Marco González fue el de reproducir "la línea nacional del partido" en nuestro estado y por eso dice, a quienes pretenden destituirlo, "será el CEN del partido el que decida" si sigue como coordinador de su fracción o se la quitan. Más claro ni el agua.
