Noviembre 19 de 1910: Llega por la noche Francisco I. Madero y varios correligionarios, que habían salido desde las 2 de la tarde del día anterior de Carrizo Springs, Texas, a un lugar llamado Cerro Prieto, donde los espera un mexicano desconocido que guiaría al grupo para cruzar el río Bravo.
La Embajada norteamericana en México, activísima como siempre que hay problemas en nuestro país, informó a la Secretaría de Relaciones Exteriores de México que el gobierno estadounidense impedirá cualquier movimiento en uno u otro sentido, de grupos armados o personas sospechosas que intenten traspasar la línea divisoria de ambos países. Esto lo consiguieron en virtud de que el embajador Wilson había telegrafiado a Washington para informar que un grupo de revolucionarios preparaban un golpe contra el gobierno de Porfirio Díaz.
Ante esto, Madero permanece en Estados Unidos pero estando en contacto con sus operadores en México, y se entera que los hermanos Aquiles Serdán en Puebla habían tenido un enfrentamiento con la policía y habían muerto. La semilla de la revolución había sido sembrada y en unas horas más iniciarían las hostilidades, pues el ofrecimiento de democracia que había hecho el presidente Díaz a un periodista norteamericano, resultó una mentira más.