Noviembre 14 de 1910: El cónsul norteamericano en Manzanillo, Colima, envía un telegrama a Henry Lane Wilson, embajador de Estados Unidos en México, informando que una persona seria de Guadalajara le ha referido que el 20 de noviembre habrá un levantamiento general del ejército contra Porfirio Díaz, que Francisco I. Madero da el dinero desde Texas y que quizá lo acaudille Bernardo Reyes.
Por su parte, Wilson tenía pactada una cita con el presidente Wilson ese mismo día a la que desde luego acudió. Lo encuentra triste debido a los acontecimientos de esos días: los inconformes con su régimen se han reunido en dos ocasiones y aunque la policía los dispersa y se prohíbe que en la calle estén reunidas más de cinco personas, hay insistencia de parte de ellos. Por ese motivo, Porfirio Díaz ha tomado decisiones difíciles, como cerrar todas las escuelas y facultades de la Universidad, además de apresar a unos cincuenta estudiantes por revoltosos.
El telegrama de marras orienta al embajador Wilson, aunque no es totalmente verdadero, sí le da elementos para prever el estallamiento de la revolución mexicana seis días después. El papel de la embajada será de un activismo exagerado y determinante para complicar el proceso de emancipación que en forma natural se daba en México debido a la falta de democracia y la existencia de una desigualdad insoportable por quienes no tienen nada, ya que las condiciones socio económicas eran lamentables pues ni siquiera existía lo que ahora se llama clase media. En los próximos días hablaremos más de lo sucedido en esta importante etapa de la vida nacional.