Es bien sabido que algunos funcionarios federales como Aurelio Nuño y quizá el propio presidente Enrique Peña Nieto piensan que en la confrontación que están llevando a cabo con la Coordinadora Nacional de trabajadores De la Educación (CNTE), cuentan con el apoyo de un sector importante de la opinión pública que mira a esa organización magisterial como agitadores que solo buscan desestabilizar al país y al gobierno, además de causar muchas inconvenientes con sus constantes marchas.
Por esa razón, al parecer, por pensar que ya tienen a la mayoría de la opinión publica de su lado, el gobierno decidido irse con mano dura contra los maestros radicalizados de la CENTE ordenado acciones policiacas contra sus marchas y deteniendo a dos de sus principales dirigentes. Seguramente el gobierno federal calcula que no va a pasar nada, que pronto la CENTE perderá su fuerza y se irán aislando del resto de la sociedad que no se movilizara para defenderlos.
Podría ser. Sin embargó, también podría ocurrir lo contrario y que la situación actual de Chiapas, donde los padres de familia, la diócesis católica y hasta la policía del gobierno del estado están pidiendo que el gobierno federal dialogue con la CNTE, pudiera generalizarse y repetirse en estados que no son del surestes como Jalisco o quizá Chihuahua, Querétaro etc. Así parece creerlo Andrés Manuel López Obrador que ha decidido convocar a su partido movimiento, Morena, para movilizaren el apoyo al magisterio en general y no solo a la CNTE.
