Marzo 9 de 1982: entra México en una espiral inflacionaria generada por la turbulencia económica de una gran devaluación del peso frente al dólar. El gobierno del presidente López Portillo anunció medidas emergentes para atenuar los efectos de la devaluación, absorbiendo el 42% de la pérdida cambiaria sufrida por las empresas, además de combatir la inflación, perseverar en la creación de empleos y controlar el precio de mil 500 productos. Dos días después se requisó a la empresa TELMEX, una acción preventiva que duró hasta el 30 de abril, para controlar el inminente paro de labores convocado por su sindicato. Sin embargo, el problema de las exigencias de incrementar los salarios seguía haciendo estragos y el 17 de marzo estalló un paro laboral de 100 mil maestros en los estados de México, Morelos y Guerrero. Por si fueran pocas las heridas abiertas a la sociedad mexicana, el 29 de marzo sobrevino una fuerte erupción en el volcán Chichonal, ubicado en los límites de Tabasco y Chiapas, noticia que caló hondo en el ánimo de la población, pues llegó en un momento muy delicado.
Desde que inició el año de 1982 se sintió que los jinetes del Apocalipsis cabalgaban en el país, pues el 5 de enero, López Portillo llamó a la población a racionalizar la gasolina, luego de que en su gobierno había dicho tres años antes que debíamos prepararnos para administrar la abundancia, al inaugurar la petrolización de la economía nacional, cuando los precios del crudo estaban en auge. El PRI había postulado al candidato Miguel de la Madrid para suceder a JLP, y su campaña estuvo llena de sobresaltos económicos, pues López Portillo tomaba una y otra vez medidas radicales, porque los precios del petróleo se habían desplomado. En febrero 17 el Banco de México se había retirado del mercado cambiario, dejando flotar al peso, mientras que gestionaba créditos de emergencia ante el BID y el Banco de Fráncfort. Ciertamente Miguel de la Madrid se alzó con la victoria porque el PRI tenía una estupenda estructura electoral, y el candidato del PAN; Pablo Emilio Madero no acabó de prender entre el electorado nacional, pero De la Madrid hubo de enfrentar un escenario económico desastroso.
Fueron días aciagos que debiéramos recordar ahora que vivimos otra etapa difícil pues estrenamos un nuevo estilo de protesta: un paro nacional de las mujeres. Esto no se había visto nunca, pero el motivo es comprensible: las mujeres han sido víctimas de un mal trato creciente, al grado que los feminicidios alcanzaron cifras inéditas. Esperemos que el presidente López Obrador no tome medidas en contra de este movimiento nacional, y que su discurso transite en el área de la conciliación nacional, pues ya existen demasiados motivos socioeconómicos que nos dividen, como para que el jefe de las instituciones nacionales nos clasifique en sólo dos tipos de mexicanos.
