Diciembre 14 de 1859: firma el gobierno de Benito Juárez el entreguista Tratado McLane-Ocampo, mediante el cual le da a Estados Unidos derecho de paso a sus tropas por los estados del norte y por el istmo de Tehuantepec. Se trata del Tratado de Tránsito y Comercio firmado en Veracruz que, aunque México mantenía su soberanía sobre los tres pasos del ejército norteamericano, y soberanamente podía modificar este tratado, además de la fuerza pública, pues sólo en grave conflicto social podía intervenir el ejército de Estados Unidos, pero ya estando dentro de nuestro territorio, hubiera sido sencillo simplemente ya no salirse del país.
Lo único que nos salvó fue que el senado norteamericano se negó a ratificar este tratado porque los esclavistas sureños norteamericanos podían utilizar estas rutas en México para transportar esclavos ilegalmente. Posteriormente el gobierno de Juárez se retractó de este documento porque William B. Churchwell instruyó a James Buchanan para que en el tratado incluyera una cláusula en la que México cediera a Estados Unidos la Baja California, lo que resultó una oportunidad de salir con cierta dignidad del error mexicano de haber firmado semejante documento, pero ni así se salva de que ahora se utilice como argumento por parte de los detractores de Juárez, acusándolo de ser entreguista a Estados Unidos.
La única explicación más o menos aceptable es que Juárez tenía que equilibrar el tratado Mon-Almonte firmado por el gobierno conservador –su competencia- con España, mediante el cual, Juan Nepomuceno Almonte, representando a Miramón, suscribió con el ministro español Alejandro Mon, a cambio de ser reconocido como el verdadero gobernante en vez de Juárez, el compromiso de pagarle a España la deuda contraída por Santa Anna en 1853, con el 8% de los ingresos de las aduanas mexicanas. Desde aquellos años ya nos veíamos débiles y divididos, lo que nos convierte en presa fácil para los aviesos intereses extranjeros.