22/Dec/2024
Editoriales

Noviembre 18 de 1824: se decreta en el Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo a la ciudad de México como la residencia de los supremos poderes de la federación.

Noviembre 18 de 1824: se decreta en el Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo a la ciudad de México como la residencia de los supremos poderes de la federación. El 31 de octubre de 1822 se habí­a formado el Congreso Nacional Constituyente, que nombra como encargado del Poder Ejecutivo al triunvirato integrado por Bravo, Victoria y Negrete.

El 31 de enero de 1824, se disuelve oficialmente el Primer Imperio mexicano, y se ratifica la creación de la Federación Mexicana. Sin embargo, era indispensable ubicar fí­sica y oficialmente el sitio donde residirí­an los poderes nacionales, y para estos efectos, el decreto que hoy recordamos determina: el lugar de residencia de los poderes; identifica que será ciudad de México la comprendida en un cí­rculo cuyo radio es de dos leguas medido desde el centro de la plaza mayor (Zócalo).

Esta decisión deberá ser delimitada y expresada en el terreno por dos peritos topógrafos, uno enviado por el Estado de México (esos territorios le pertenecí­an) y otro de la propia ciudad Capital. Como el siglo XIX fue pródigo en problemas y disputas de todos los bandos militares y polí­ticos, y durante ese siglo –y los posteriores- la ciudad de México ha sido el escenario y objetivo de las manifestaciones, golpes de estado, revoluciones y problemas armados de este paí­s. No es casual que las dos arteras invasiones extranjeras que hemos tenido, hayan tenido por objetivo tomar la capital pues eso significaba que el paí­s estaba en sus manos.

Tanto la de Estados Unidos en 1847 – 1848; como la de Francia en 1864 – 1867. La ciudad de México fue llamada Distrito Federal (horrible nombre que nunca fue del agrado de muchos de nosotros) hasta que un justo decreto reciente le devolvió el señorí­o de llamarla Ciudad de México. Sea como se llamare, su papel ha sido y es determinante para la vida de todos los mexicanos, aún de aquellos que piensan que son muy autosuficientes y que para nada dependen de lo que suceda en la capital del paí­s.

Los mexicanos tenemos en la ciudad de México a nuestras: casa, oficina, historia nacional, destino turí­stico natural, y la seguridad de existir como ciudadanos, no como súbditos que fuimos antes de la independencia. Todos los mexicanos debemos visitar a nuestra ciudad capital alguna vez, para conocerla, cuando menos el centro histórico, pues allí­ radican los poderes supremos de nuestra hermosa patria. Además, millones de extranjeros viajan desde lejanas tierras para degustar sus bellezas, y muchos mexicanos no conocen esta joya histórica y artí­stica, patrimonio de la humanidad