17/May/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

Diciembre 29 de 1859: nace en Cuatro Ciénegas, Estado de Nuevo León y Coahuila, Venustiano Carranza, quien sería empresario, militar y político que llegó a ser presidente de México. Hijo del varias veces alcalde de Cuatro Ciénegas, coronel Jesús Carranza Neira, y de María de Jesús de la Garza. En 1882 casó con Virginia Salinas procreando tres hijos: Leopoldo, Virginia y Julia. A la muerte de su padre en 1887 lo sustituyó, y de la presidencia municipal salió para ser diputado local, después senador y luego gobernador de su Estado, Coahuila.  Al estallar la revolución mexicana, se inscribió en el maderismo por lo que, al triunfo de su paisano Francisco I. Madero, fue nombrado secretario de Guerra y Marina, pero a la muerte de Madero por obra de Victoriano Huerta, Carranza se levantó en armas con el Plan de Guadalupe (marzo de 1913) que inició en la Hacienda de Guadalupe, en Ramos Arizpe, Coahuila, poniéndose al frente del Ejército Nacionalista. Luchando contra Huerta, Carranza recibió apoyos de otros revolucionarios, como Álvaro Obregón de Sonora, Pablo González de Nuevo León, y Pancho Villa de Chihuahua. En el sur, Emiliano Zapata no era aliado, pero luchaba por las mismas causas. Huerta cayó en julio de 1914, y Carranza entró triunfante a la ciudad de México.

Por cuestiones de liderazgo y formas de hacer política, comenzaron las dificultades con Villa y Zapata, por lo que en la Convención revolucionaria de Aguascalientes, se formaron e hicieron adversarios a dos grupos: el de Villa y Zapata, versus el de Carranza y Obregón. Don Venustiano que era muy sensible, sintió que su liderazgo se había vulnerado, así que partió a Veracruz desde donde gobernó el país, nombrando a Obregón comandante del ejército de operaciones, y amplió el Plan de Guadalupe, realizando una serie de acciones a favor del campo, del fisco, judiciales y de recursos energéticos. Estableció la jornada de trabajo, el salario mínimo y el municipio libre.

Pero Villa y Zapata, al ver la ausencia de Carranza en la capital, impulsaron a la presidencia a Eulalio Gutiérrez y después a Roque González. Sin embargo, en 1915 el ejército carrancista en las manos hábiles de Álvaro Obregón, derrotó varias veces a Villa quien tuvo que irse de la Ciudad de México, por lo que Carranza regresó triunfante a la Capital del país. Y con su visión de estadista, lo primero que hizo Carranza fue convocar a un Congreso plural para que se instalara en Querétaro y legislara acerca de una nueva Constitución General de la República. Con esta Carta Magna, que ha sido ejemplo internacional, Carranza fue electo presidente y con ese acto culminó la segunda etapa de la Revolución Mexicana (la primera fue el maderismo). Los esfuerzos del presidente Carranza se encaminaron a terminar de pacificar el país, algo en lo que avanzó buen tramo. Pero Zapata y Villa, con su fuerza bélica disminuida, fueron asesinados en lugares y fechas diferentes, lo que hace que el pueblo sospechara de Carranza, y su popularidad decayó.

Sin embargo, supo sortear los problemas hasta que llegó el momento de decidir su sucesión, y a pesar de que Obregón era el relevo natural y Carranza le debía lealtad, se decidió por hacer candidato a un civil, pensando que el país estaba preparado para dejar atrás el presidencialismo vestido con botas militares. Así, el ingeniero civil Ignacio Bonilla era el elegido por Carranza para ser candidato, pero Obregón y su grupo de Sonora se rebelaron con el plan de Agua Prieta (abril 23 de abril de 1920) y Carranza tuvo que huir ahora de sus ex aliados. Yendo a Veracruz para instalar otra vez allá su gobierno, fue asesinado en Tlaxcalaltongo, Puebla, quedando interinamente Adolfo de la Huerta para que Álvaro Obregón ganara la elección y se invistiera con el poder presidencial de México. Desde mi punto de vista, a pesar de haber terminado en forma violenta, considero que si alguien fue el triunfador de la Revolución, es Venustiano Carranza, pues no sólo llegó a la presidencia sino que su legado es la Constitución Política que aún sigue vigente, aunque, desde luego, tiene sus detractores.