Desde el momento que Monterrey se convirtió en una Ciudad Industrial su población obtuvo grandes avances socio-económicos, pero también problemas en diversos frentes, como el del suministro de agua, y funcionamiento del alcantarillado. Para mediados de la década de los años sesenta, había dos sistemas de distribución del preciado líquido: el doméstico que prestaba un servicio insuficiente y caro; y el industrial que abastecía eficientemente a la creciente y pujante industria.
Las aguas residuales de ambos sistemas descargaban en la zona de Escobedo conocida como Hacienda del Canadá, donde había extensos sembradíos de maíz. Pero al oriente, en Guadalupe, las aguas residuales crudas se vertían sobre el Río Santa Catarina e iban hasta los campos agrícolas de Juárez, Cadereyta y de Tamaulipas.
En ese tiempo apenas alboreaba la conciencia de los efectos perjudiciales en la salud al consumirse alimentos provenientes de siembras regadas con aguas negras o industriales, y ese aprendizaje costó algunos brotes de contagios de la bacteria E. Coli. Evidenció la necesidad de tratar las aguas industriales en plantas, que sólo las industrias grandes fueron capaces de instalar por el alto costo de dichas Plantas Tratadoras.
Se construyen cuatro Plantas Tratadoras de aguas negras
Se construyeron entre 1956 y 1963 cuatro plantas: tres de grandes industrias y una de la Comisión Federal de Electricidad. La capacidad instalada para convertir aguas industriales en aguas grises llegaba a 512 litros por segundo (LPS), y el producto de esa agua tratada se vertía en los cauces o se utilizaba para regar jardines públicos.
La eterna lucha por el recurso agua entre el gobierno y la iniciativa privada
La industria mayor y pesada extraía agua del subsuelo con sistemas tan avanzados que los controles de Servicios de Agua y Drenaje de Monterrey no aplicaban. Una parte del sector industrial extraía agua en forma ilegal, evidenciándose en tiempos de estiaje cuando las fuentes oficiales mostraban fatiga. Había empresas que simulaban consumir agua del sistema formal contratando tomas de agua en la paraestatal SADM, cuando en realidad extraían grandes cantidades de agua del subsuelo.
Para la segunda parte de la década de los años sesenta -1968-, el Gobierno del Estado
Gestionó con BANOBRAS -nuevo nombre de BANHUOPSA- un préstamo para nuevos proyectos de extracción en los campos de Mina y la Huasteca, y para aumentar la red domiciliaria a colonias que seguían abasteciéndose mediante pipas. Se consiguió una cantidad de BANOBRAS y otra del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), lo que significó contratar deuda externa en base a dólares estadounidenses.
El crecimiento poblacional agudizaba el problema
Al inicio de la década de los años 70, el problema de la falta de agua en Monterrey era menor en porcentaje, pues en 1954 la población atendida por los Servicios de Agua y Drenaje era del 55%, y en 1970 ya era el 71.4%. Había nuevas fuentes de abasto, como los pozos profundos que aportaban un 30% más de líquido, la Presa de La Boca, y una buena reducción de fugas de agua en todo el proceso. Pero la población había crecido de 333 mil en el año 1950, a 850 mil en 1970. Es decir, había mucha más gente con el servicio domiciliario, pero el 19.6 % sin servicio de agua potable eran más personas, es decir, 167 mil personas no tenían cobertura.
Un préstamo de 12 mdd fue un paliativo a la crisis
Hasta que a finales de 1979, se aprobó un préstamo de 12.5 millones de dólares. Para ejercerlos, la SARH -Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos- brindó la asesoría técnica. Algunos gastos adicionales se obtuvieron de pequeños préstamos de los bancos locales. Ciertamente ésta no era la solución definitiva, pero algo se avanzó.
En las tardes de verano, no había agua en las casas de Monterrey
Si bien es cierto que la población sin servicio de agua se había reducido del 44% en los años cincuenta, a 28% en 1970, para que alcanzara para todos, se racionaba el servicio con cortes programados. En tiempos de verano se suspendía por las tardes el suministro a toda la Ciudad, así que los tinacos ubicados en las azoteas se convirtieron en parte de las fachadas de las viviendas en Monterrey.
En 1973 llegó a la gubernatura Pedro Zorrilla Martínez. La población de Monterrey y los municipios conectados a su red alcanzaba los 1.4 millones de habitantes y sólo se recibían 4 mil 884 LPS (Litros Por Segundo) de agua. En aquel momento las fugas del líquido se acercaban al 35%, por lo que el suministro real era de 3 mil 175 LPS.
Las deudas contraídas en dólares le pegaron duro a
Servicios de Agua y Drenaje de Monterrey
A partir de ese año las inversiones en infraestructura hidráulica crecieron cada vez más. En el próspero año de 1974, se hizo una inversión de 133 millones 950 mil pesos, en dólares, como estaba la mayor parte de la deuda de Agua y Drenaje. Por ello, al sobrevenir las grandes devaluaciones del peso mexicano, la empresa no tenía para pagar ni siquiera los intereses, así que hasta el año de 1977 hubo cero inversión.
Pero la inflación y el incremento de los intereses duplicaron la deuda. Para 1978 se requirió de un nuevo préstamo del Banco Internacional del Desarrollo con altísima tasa de interés en dólares. Los ingresos por concepto de consumos de las empresas, comercios y particulares se destinaban al pago de la deuda. Vale señalar que un 45% de los usuarios no tenían medidores, es decir, disfrutaban de servicio de agua gratuito. Había tomas colectivas en colonias irregulares; tomas domiciliarias en colonias populares, y otras muchas tomas ilegales, en una especie de ‘huachicoleo hidráulico’.
La lucha del gobernador Zorrilla con la Iniciativa Privada
Múltiples negocios pagaban cuotas de agua potable como si fueran viviendas particulares, y muchas pequeñas y medianas industrias, así como restaurantes, descargaban sus aguas industriales ‘crudas’ y negras con altos contenidos de grasas y ácidos, sin trampas de grasas, en la red del drenaje sanitario. Las factibilidades de incorporación de nuevos predios al servicio de agua potable fue la piedra de tropiezo en las relaciones entre el gobernador Zorrilla y la Iniciativa Privada de Monterrey.
El cacerolismo en Monterrey
Desde antes de agosto de 1979 que empezó a gobernar Alfonso Martínez Domínguez había una delicada situación, pues grupos de amas de casa protestaban en las calles exigiendo agua para sus hogares golpeando cacerolas, apareciendo el concepto ‘cacerolismo’ como forma de protesta.
La razón era que desde 1977 había una fuerte sequía que mermó la producción de los pozos de extracción, del túnel de la Cola de Caballo y de la Presa de la Boca, obligando a dosificar el servicio de abasto de agua potable. Por si fuera pequeño el problema, Servicios de Agua y Drenaje de Monterrey tenía un déficit de 144 millones de pesos.
Las fugas en la red de distribución del agua representaban el 45%
La Junta Directiva de la Comisión de Agua Potable acordó gestionar recursos para construir proyectos que finalmente fueron aprobados por el Banco internacional de Desarrollo para acrecentar el abasto. Se amplió la capacidad de los acueductos y se integraron más colonias a las redes con un programa emergente de reducción de fugas para reducir el líquido perdido que alcanzaba el 45%, llevándolo hasta el 20%.
…Y seguían autorizándose nuevos fraccionamientos y desarrollos urbanos
Se aprobaban más y más proyectos inmobiliarios promovidos por algunas empresas que tenían ‘vara alta’ en la Comisión de Agua Potable de Monterrey, lo que convertía al sistema de captación de nuevas fuentes de abasto en una especie de ‘barril sin fondo’, pues llegaba más agua pero se autorizaban nuevos desarrollos urbanos.
Comienza el presidente López Portillo a ayudar a Nuevo León
El problema era tan grande que el propio presidente de la República José López Portillo intervino para salvar la crisis hídrica de Nuevo León. La primera medida fue reconfigurar la Junta Directiva de la Comisión de Agua Potable sustituyendo a varios representantes de la iniciativa privada por representantes de la Secretaría de Asentamientos Humanos y Obras Públicas (SAHOP).
Inicia su gobierno Alfonso Martínez Domínguez, cortando el servicio
En agosto de 1979 empezó a gobernar Alfonso Martínez Domínguez solicitando a la nueva Junta Directiva de la Comisión de Agua potable un diagnóstico real y se tuvo la certeza de que desde el verano de 1978, el abastecimiento neto alcanzaba sólo el 58% de la demanda, así que se tomó la decisión de cortar el suministro de agua en toda la Ciudad entre las 10 p.m. y las 6 a.m.
Muestra Martínez Domínguez su experiencia política
AMD sabía que se necesitaba el apoyo de toda la población. Así que contrató un aparatoso programa de Bombardeo de Nubes para lluvia, y trajo a un indio Cherokee para que danzara en el centro de la Ciudad, enviando señales al pueblo de que estaba agotando todas las opciones. Arrancó un programa de ‘Cultura del Agua’ que sensibilizó a la población del valor de ese recurso, para que lo cuidara como si fuera oro molido.
Programa ‘Agua para Todos’
Luego de 1979 siguieron años críticos en los que la sequía, un crecimiento imparable de la Ciudad, y el abatimiento de las fuentes de abasto llevaron a Monterrey al momento más difícil, casi apocalíptico. Se implementó el programa ‘Agua para Todos’ racionando en forma creciente el servicio en los hogares conectados a la red. A los barrios sin el servicio, se les enviaba pipas de agua para el reparto domiciliario, y fue tan importante este servicio que procreó liderazgos políticos en esas colonias, apoyados en su ‘capacidad de gestión’ para que las pipas de agua no fallaran.
Ante este aterrador panorama el gobernador Martínez Dominguez consiguió el apoyo del presidente López Portillo y juntos diseñaron el Plan Hidráulico Nuevo León. Se contemplaba la construcción de la Presa Cerro Prieto -en el municipio de Linares-, un Acueducto, un Anillo de transferencia y la Planta Potabilizadora San Roque con capacidad para tratar 5 metros cúbicos por segundo.
Apoya López Portillo a Nuevo León, autorizando un crédito a fondo perdido
El costo de la obra se calculó en 90 millones de dólares. Ante la emergencia, AMD pidió autorización al congreso local para endeudar el Estado, y fue aprobado. El proyecto integral era comandado por autoridades federales, y consistía en grandes obras de vanguardia, y se construyó entre 1981-1984.
Pero el 13 de noviembre de 1980 el presidente López Portillo y el gobernador Martínez Domínguez firmaron un acuerdo para que la Federación -a través de Banobras- pagara totalmente la Presa, el Acueducto, al Anillo de transferencia, la Planta potabilizadora y todos sus aditamentos. El estado de Nuevo León pagaría sólo la infraestructura de distribución domiciliaria.
El Plan Hidráulico Nuevo León consistía en la construcción de:
La Presa Cerro Prieto que inició a construirse en 1981 y se inauguró en 1984. Martínez Domínguez la bautizó como “La obra del Siglo”, y tenía una capacidad máxima de 300 millones de metros cúbicos. Era una de las veinte presas más grandes de México -hoy es la número 48-. Después de terminada, el vaso de la presa captó poca agua, sólo de los escurrimientos naturales, y los medios de comunicación bromeaban con este dato. Sin embargo, en 1985 el huracán Elena hizo buenas aportaciones, y en 1988 el ciclón Gilberto la llenó.
Se convirtió en la fuente de agua más importante para mitigar la sed de la Ciudad y al mismo tiempo fue un oasis para aves migratorias como garzas, ibis, patos, chorlos, golondrinas, playeros, gaviotas, águilas, halcones, y caracaras, entre otras especies.
La presa era un gran embalse de agua, pero ese líquido se debía trasladar a la Ciudad por lo que se construyó una maravilla tecnológica para su época: el Acueducto Linares-Monterrey de 133 kilómetros de longitud y 2.13 metros de diámetro, 5 estaciones de bombeo, con una capacidad de 42 mil caballos de fuerza para hacer llegar el agua hasta la Ciudad.
Antes de que el agua del Acueducto se inyectara a la red de distribución, entraría a la Planta Potabilizadora “San Roque” para purificarse y potabilizarse, lista para el consumo humano. El Anillo de Transferencia de la Zona Metropolitana, mide 70 kilómetros de longitud, con 14 tanques de almacenamiento, 20 estaciones de bombeo y 95.1 kilómetros de redes de distribución y reposición de ramales.
Fue uno de los sistemas de suministro de agua potable más moderno del mundo
El sistema era uno de los más modernos en el mundo; de los primeros en contar con un sistema de detección y control de fugas. Además se instalaron nuevas obras de alcantarillado en la Ciudad como ampliación en la red existente y se amplió la Planta Potabilizadora de La Boca.
En cuanto al drenaje sanitario se instalaron 27. 39 kilómetros de colectores y redes secundarias, entre otras obras financiadas con un crédito otorgado por el BID y BANOBRAS, con una inversión total aproximada de 112.3 millones de dólares.
Esta fue la primera solución a largo plazo que, si bien la Ciudad no paraba de crecer y se integraban a la red de Agua y Drenaje más municipios, durante una década no escaseó el agua. Y se legisló para que no se extendiera el permiso de urbanización a ninguna nueva colonia si no se tenía autorizada la factibilidad de agua.
Continuará…
Fuentes: Isabel Ortega Ridaura, Génesis y Evolución de la Administración Pública de Nuevo León, Fondo Editorial Nuevo León 2005.
Vivienne Bennett, The water crisis in Monterrey México, Austin, Texas, 1986
Cámara Nacional de Comercio de Monterrey, Estudio del problema de agua y drenaje
en la ciudad de Monterrey, 1946.
Centro de Investigaciones Económicas. El problema del agua en Monterrey,
Facultad de Economía, UANL, 1965.
Informes de gobierno de José López Portillo,
INEGI
CONAGUA
https://agua.org.mx/wp-content/uploads/2011/03/presentacion_fuentes_de_abastecimiento_.pdf
https://issuu.com/leticiasalasrelacionespublicas/docs/aguaparamonterrey-media