Una vez suscrito el Pacto Federal mediante el Acta Constitutiva de la Federación Mexicana del 31 de enero de 1824 y el decreto de 7 de marzo de 1824 que creó el estado de Nuevo León, se estableció un ejército estatal llamado Milicias Cívicas para atender las necesidades locales y apoyar al Ejército Nacional y la Armada.
El Ejército estatal de Nuevo León
Entre sus primeras tareas estaba combatir a los indios bárbaros y la seguridad de los caminos, estando regido por la Constitución de Nuevo León de 1825. Cada municipio aportaba un número de militares de acuerdo a su población, fueran voluntarios o forzados, y no tenían cuartel fijo; los voluntarios vivían en sus hogares y los forzados en las cárceles o en las haciendas en donde eran, también, peones forzados.
“260. Habrá en el estado una fuerza militar, compuesta de los cuerpos de milicia cívica, que se formarán en todos los distritos, donde el gobierno lo crea conveniente”.
361. El gobernador, á propuesta del ayuntamiento, designará anualmente la parte de éstas milicias, que han de prestar, en cada distrito del estado, el servicio necesario, para conservacion del orden y seguridad interior.”
El cuartel del Ejército Nacional era el Hospital Nuevo -Cuartel de Monterrey-
que ahora es el Centro Cultural Colegio Civil
En cambio ,el ejército nacional al mando del Comandante General de las Estados Internos de Oriente (Nuevo León y Coahuila y Texas), tenía su cuartel general en el Hospital Nuevo, de Monterrey, actual Colegio Civil. Es de señalarse que el comandante de las Provincias Internas de Oriente renunció y el Gobierno Federal no designó inmediatamente un Comandante, sino que se sucedieron algunos interinatos.
Veamos la presentación del comandante interino Rafael González:
“(1824) Después de haberle sido reconocido en el puesto de Comandante General interino provisional de las tropas de las provincias del Nuevo Reyno de León, Coahuila y Texas, pone su persona a disposición del Ayuntamiento de esta ciudad. Se adjunta la respuesta del Ayuntamiento dándose por enterado del nombramiento. Firma: Rafael González.”
Una amenaza francesa causa sobresalto en la Ciudad
Sin embargo, la principal preocupación de la Ciudad seguía siendo los indios bárbaros. Aunque hubo ciertos sobresaltos de corte internacional, como el que veremos, cuando el gobierno federal avisa al gobernador José María Parás, que una escuadra naval francesa se había internado en el Golfo de México, y podría atacar Pánuco (Tampico), El Refugio (Matamoros), o El Espíritu Santo (Houston).
“(1825) Con fecha 17 de Agosto próximo pasado… El Sr. Ministro de la Guerra (…) a los Comandantes Generales y particulares: (…) entre las islas de Santo Domingo y Cuba, se ha visto una escuadrilla Francesa de doce Buques a lo que parece, e ignorando sus miras y designios, el Sr. Presidente me ordena diga a V.E. que como es muy probable que los enemigos del orden se valgan de esto para intentar alterarlo, (…) y poniéndose de acuerdo con ese Gobernador se cuide y examine la conducta y porte de los españoles llegados a nuestras costas después de nuestra emancipación, como así mismo de todos los extranjeros que no pertenecen a las naciones que han reconocido nuestra independencia. Firma: José Ma. Paras, Miguel Margain, Secretario.”
El Cuartel de Monterrey -Colegio Civil- hospedaba a las tropas que iban de paso
De acuerdo a la naturaleza de los habitantes de nuestra tierra, este tipo de anuncios provocaban inquietudes pues De San Luis Potosí, Zacatecas, Coahuila, Durango, Chihuahua y Nuevo México se enviaron tropas a las costas tamaulipecas, que hacían breves escalas en el Cuartel de Monterrey (Colegio Civil).
En este primer caso en1825, la flota francesa salió del Golfo de México por el Canal de Yucatán -paso de mar entre Yucatán y Cuba-, por lo que las numerosas tropas que patrullaban las costas de Tamaulipas regresaron a sus lugares de origen, pasando de nuevo por Monterrey y descansando en el mismo lugar mencionado.
El Cuartel de Monterrey estaba en malas condiciones
Por cierto, ese cuartel del Hospital Nuevo no había sido remodelado desde tiempos de Arredondo; seguía siendo solo una serie de barracas para soldados y bodegas para pólvora y otros enseres de guerra, con corrales atrás, y techo de madera.
Llega a la Ciudad Anastasio Bustamante como el comandante general
En ese año de 1825, el presidente Guadalupe Victoria nombró comandante general de los Estados Internos de Oriente, al médico Anastasio Bustamante, enviando un comunicado al Ayuntamiento de Monterrey, promoviendo la vacunación contra la viruela:
“(1825) … Para que pueda continuar el método de curación que demanda su quebrantada salud, puede encomendar el mando del Batallón cívico de esta Capital, interin se restablece o regresa el Comandante propietario, al Capitán mas antiguo ciudadano Nicanor Martínez, según lo propone en el oficio de 9 del actual.”
La intentona de reconquista española provoca una gran movilización de tropas
En el año de 1829 hubo otra gran movilización. En el conocido intento de reconquista del brigadier español Isidro Barradas, que salió de La Habana en mayo de 1829, pero vientos y mareas desfavorables le impidieron llegar por sorpresa, el gobierno mexicano de Vicente Guerrero, pudo prepararse adecuadamente .
Obliga un reglamento militar a todos los varones a alistarse en el Ejército local
Se movilizaron tropas de varios estados, que descansaban en el cuartel del Hospital Nuevo y seguían su marcha al Golfo de México. El gobernador Manuel Gómez de Castro emitió el Reglamento de la Milicia Cívica que obligaba a todos los varones del estado de entre 15 y 51 años a alistarse en las milicias cívicas. Su sucesor Joaquín García, consiguió recurso (incluso su propio sueldo) para reclutar mil hombres y consiguió prestados de los vecinos (voluntariamente o forzosamente) 500 caballos.
Llegan tarde nuestras milicias a la pelea contra la invasión española
El 11 de septiembre de 1829 fue vencido Barradas; los mexicanos fueron dirigidos por Antonio López de Santa Anna, quien llegó a Tampico por la costa, y por Manuel Mier y Terán, quien sí pernoctó en Monterrey, alojándose en el Hospital Nuevo. Por cierto, las milicias cívicas de Nuevo León llegaron a Tampico cuando Barradas ya había sido vencido. Pero las tropas pasaron de regreso a sus lugares de origen por Monterrey.
Desaparece Santa Anna los ejércitos locales y dejando inerme a la Ciudad
En 1833 el presidente Antonio López de Santa Anna disolvió y prohibió las milicias cívicas de los estados, dejando desamparados a los estados fronterizos en los que abundaban ataques de los indios e incursiones de estadounidenses militares y filibusteros.
Inicia y se pierde la Guerra de Texas
Con el estallido de La Guerra de Tejas en 1835, nuevamente pasaron por la Ciudad miles de soldados. Esta vez muchos eran leva (reclutamiento forzoso) mal pagados, mal alimentados y mal armados. Muchos desertaron en lo despoblado, y algunos se dedicaron a asaltar en los caminos. La guerra se perdió en 1836.
La Ciudad continuó la siguiente década sin estructura defensiva hasta que realmente fue indispensable, cuando en agosto de 1846 ya era inminente el asalto norteamericano a Monterrey.
Construyen los ingenieros Robles y Mariano Reyes instalaciones militares
en sólo veinte días
El general Tomás Mejía, jefe de la plaza de Monterrey, ordenó a los ingenieros militares Mariano Reyes y otro de apellido Robles que en menos de veinte días construyeran las siguientes estructuras militares: (Fortín es una obra de defensa en los atrincheramientos de un ejército):
La Ciudadela
En la inconclusa Nueva Catedral (Juárez y Tapia) se construyó una fortificación cuadrangular de 255 metros (270 varas castellanas), con bastiones (protección para cañones) en cada esquina, se colocaron 8 cañones apuntando al norte, se colocó la gola (puerta) al este. Ahí se alojaron 200 hombres de infantería y parte de la caballería. Esta estructura fue la mejor por construirse sobre las paredes firmes de la inconclusa catedral.
Fortín de las Tenerías.
Estructura de medidas irregulares, en el actual canal de Santa Lucía y Héroes del 47. Debió ser hexagonal, pero solo se construyeron cuatro lados. De tierra apisonada, se le artilló con cuatro cañones y sirvió a una tropa de 310 soldados. Desafortunadamente no se desmontó el área circunvecina, y esa vegetación sirvió a los invasores para ocultarse cuando atacaban el fortín, aunque ayudó un foso inconcluso que la rodeaba.
Pero los cañones colocados en tierra eran difíciles de recargar en los días lluviosos de la batalla, pues se hundían en el lodo.
Fortín del diablo.
Ubicado en donde hoy están los Condominios Constitución, era un montículo de tierra con forma de herradura mirando al este y la apertura al oeste. Allí se albergaron granaderos y dos cañones colocados sobre tierra.
Fortín de la Libertad.
En el cruzamiento de las actuales calles Matamoros y Constitución, era un fortín de tierra amontonada de forma de herradura. De cuatro metros de altura, tenía un foso completo, pero sólo dos cañones que apuntaban al este.
El Obispado.
En el Cerro de este nombre hubo dos estructuras militares de buena manufactura, pero mal colocadas. Con orientación al Este (la Ciudad) estaba una buena estructura de tipo “bonete”, más ancha al frente que en la parte posterior, con baluartes para 8 cañones y los tiradores. Los muros medían cuatro metros y los cañones estaban sobre madera, que los hacía más eficientes, pues podían cargarse rápidamente.
Sobre la cresta oeste del Cerro del Obispado se colocó “una flecha”, es decir una serie de barricadas de costales de tierra, donde se colocaron dos cañones.
Ampudia pensó que la ciudad sería asaltada solo por el frente norte (Ciudadela) y desde el “Bonete” del obispado bombardearlos; sin embargo los norteamericanos atacaron por tres frentes: Este, Norte y Oeste, por donde tomaron fácilmente la “flecha” del Obispado, bombardeando desde allí al “Bonete” del propio ejército mexicano.
Fortín de la Federación
En la misma línea norte-sur del Obispado, en la Loma Larga se estableció el Fortín de la Federación. En un espacio de 20 por 15 metros, con piedras del Río Santa Catarina, se levantaron muros de 4 metros de alto, y se colocaron a flor de tierra 4 cañones apuntando al oeste y al sur; con una sola entrada al Este.
Se colocaron trincheras de costales de tierra y tablas en las calles que desembocaban en el Río Santa Catarina. En lo que era el “camposanto” del Convento de San Andrés; en el cruce de las calles que hoy son Hidalgo y Escobedo; en el cruzamiento de las calles de Garibaldi e Hidalgo; y en doctor Coss y Padre Jardón.
También se rodeó con costales y se construyeron trincheras en la plaza principal (plaza Zaragoza) para cubrir la Catedral convertida en Cuartel General, polvorín y corrales de caballería; que eran solo carpas y tablados improvisados. No se cuenta con la cantidad exacta de cañones.
Derrotado el ejército mexicano y establecido el Cuartel Maestro norteamericano en “La Casa de las Águilas” de Morelos entre Diego de Montemayor y Dr. Coss, usaron el Hospital Nuevo como hospital y los corrales para su caballería; y conservaron el “Bonete” del Obispado.
Todas las demás estructuras fueron abandonadas y deterioradas al paso del tiempo.
Continuará…
Fuentes
ARCHIVO HISTÓRICO DE MONTERREY
COLECCIÓN Correspondencia
Volumen 15, expediente 1 folio 75
Volumen 140. Expediente 12. Folio 156
Volumen 14. Expediente 29
Ramón Alcaraz, José María Iglesias, Manuel Payno, Guillermo Prieto et altre, Apuntes para La historia de La Guerra entre México y los Estados Unidos, CONACULTA.
Juan de Dios Arias, Vicente Riva Palacio, Julio Zárate et altre, México a través de los Siglos, Editorial Cumbre.