13/Oct/2024
Editoriales

Los alcaldes de Monterrey. Novena parte

Francisco Báez de Treviño, Alcalde Primero, 1694

 

Nacido en Monterrey en 1653, cuando su padre había llegado de Saltillo a combatir a los indios salvajes con el grado de capitán. Francisco Báez de Treviño, al igual que su padre, alcanzó el grado de capitán, y fue alguacil -Jefe de policía- de la Ciudad.

  En 1694 fueron electos Francisco Báez de Treviño y Diego Rodríguez de Montemayor, como alcaldes primero y segundo de la Ciudad, respectivamente. Veamos este fragmento de acta:

  ‘Elección del año de 1694 [Al margen]. En la Ciudad de Nuestra Señora de Monterrey, cabecera del Nuevo Reyno de León, en primero día del mes de enero de mil seiscientos y noventa y cuatro, el cabildo y justicia y regimiento conviene a saber… las elecciones de alcaldes ordinarios y demás oficiales para que lo sean este presente, en cuya forma votaron y hicieron la dicha elección… capitanes Francisco Báez de Treviño y el dicho capitán Diego Rodríguez de Montemayor de mano del dicho señor gobernador las varas de alcaldes… ordinarios…’

 

Comienzan los problemas en la Ciudad derivados del crecimiento

Al alcalde Francisco Báez de Treviño le tocó enfrentar y buscar soluciones a los problemas causados por el crecimiento poblacional. Desde tiempos de Martín de Zavala (1624–1664) la Ciudad no paraba de crecer y fue necesario reactivar las tierras ociosas, además de impulsar un nuevo centro agrícola y castigar la extracción de maíz. 

  En siete décadas después de la llegada de los primeros indígenas mesoamericanos -con Zavala- Monterrey ya era una Ciudad cosmopolita. Porque habían llegado también castellanos de todo el virreinato y de la península hispánica. En cuanto a los indígenas, ya eran cristianos de quinta y sexta generación que, además de hablar sus lenguas nativas, dominaban el castellano de la época, estando integrados totalmente a la sociedad colonial,  con acceso a la milicia, al clero y al gobierno.

  En la siguiente acta se demuestra: que la Ciudad de Monterrey era tan grande que ya se requería un pregonero para comunicar los actos de gobierno -no bastaba ya el bando en la puerta de las Casas Reales-, y que el gobierno de la Ciudad estaba abierto a las distintas castas. Por vez primera se encuentra el oficio de pregonero del Cabildo nombramiento que además se otorgó a un indígena:

  ‘…en 15 días del mes de mayo de mil seiscientos y noventa y cuatro años, yo el alférez… hice pregonar por voz de Manuel, indio, en voz alta y enteligible…’

 

Levanta el alcalde Báez Treviño un Censo de productividad

Una de las primeras acciones del alcalde Báez Treviño fue hacer un censo de productividad de la Ciudad, pidiendo a hacendados, encomenderos y otros productores informes de sus tierras:

  ‘Mercedes de tierras, encomiendas de indios, nombramientos, etc. a diversas personas. Ante el gobernador don Juan Pérez Merino. Comprende también algunos de otros gobernadores anteriores. Testimonio de copias de mercedes de rancherías de indios y de tierras y aguas originales a diversas personas’.

 

El Valle del Guajuco estaba en la Comarca de Monterrey

Veamos esta otra acta donde registra sus bienes el Alcalde Segundo, se ve que el Valle del Huajuco era jurisdicción de Monterrey, es decir, lo que hoy es la Estanzuela y sus cercanías:

  “Hacienda del capitán Diego Rodríguez de Montemayor, quien manifestó sus indios, registro del fierro y títulos de la hacienda. Ante el capitán Lorenzo Pérez de León, visitador en comisión. Valle del Guajuco, jurisdicción de Monterrey…”

 

Con el Censo del alcalde Báez Treviño se identificaron las tierras ociosas

Este censo arrojó que había algunas tierras asignadas para la producción y que se encontraban abandonadas; por lo que se entregaron a nuevos propietarios.

 

Subastas públicas de tierras productivas abandonadas

Algunas asignaciones se hicieron por subasta pública mediante pregones, como ésta de un sitio de ganado mayor, es decir mil 755 hectáreas y cuatro caballerías, o 42.8 hectáreas: 

  “En la ciudad de Monterrey en 13 días del mes de mayo de mil y seiscientos y noventa y cuatro años, en cumplimiento del auto de la foja antecedente y frontero a las casas de cabildo de esta ciudad que están en la plaza pública desta ciudad, por voz de Francisco indio que hizo oficio de pregonero, se dio el primer pregón al sitio de ganado mayor y cuatro caballerías de tierra que expresa la petición que está por principio de estos autos diciendo el dicho pregonero: quien quisiere hacer postura a un sitio de ganado mayor y cuatro caballerías de tierra que el cabildo de esta ciudad tiene por propios y están en la jurisdicción de la villa de Cadereyta en el paraje de La Boca de San Juan de la otra banda del río, parezca y se le admitirán las que hiciere, que se venden y se han de rematar en la persona que más por ellas diere…”

 

Algunas rancherías abandonadas se reasignaron en forma directa.

 

En este caso, el propietario había muerto y se reasignó sin subasta:

  ‘Encomienda hecha al alférez Nicolás Barrera, "criador de ganados mayores y menores y labrador en el valle del Carrizal, jurisdicción del valle de las Salinas", de la ranchería llamada catujegue (cuya nómina inserta) de nación pelones, "que se rachean adelante de la punta de la sierra de Papagayos" y que está sin dueño porque era de Juan de las Casas "el cual ha poco más de un mes que falleció". Agregado el auto en que se advierte que algunos de estos indios fueron dados en merced al sargento Gonzalo de Treviño’.

 

Otra reasignación, no sin algún problema, de 

las ‘Nuevas Labores’, hoy Colonia Madero

En este otro caso también se reasigna por la muerte del primer titular y de su viuda. Esta encomienda corresponde a lo que luego se llamaría las “Nuevas Labores” donde hoy se encuentra la Colonia Madero. Esto requirió la construcción de un camino de carretas, repartimiento de aguas, asignación de viviendas para los indios e incluso un examen de doctrina. Así se creó este centro poblacional que hasta ahora existe y que durante años fue uno de los principales centros productivos de la Ciudad:

  ‘Encomienda al alférez José de Treviño, vecino y labrador en términos de ésta ciudad de una ranchería de indios alazapas, titulada catomao que significa: tunas grandes "de hacia la parte del norte", que fué del caudillo José de Treviño muerto "por el año pasado de 1662". La merced fué renovada a María Navarro, su viuda quien murió " en ésta ciudad en éste presente mes". Se inserta el título dado a ésta por el gobernador Martín de Zavala el 2 de diciembre de 1662. A doña María le siguió pleito Pedro de la Garza, siguiendo la causa Sebastián García, su segundo marido. Al alferéz José de Treviño se le hizo la merced previo examen de la doctrina hecho a los indios por fray Tomás Valdés’.

 

Se revalida la fundación del 20 de septiembre de 1596, y se reinstala el proceso de elección, cancelando los arrendamientos de los puestos públicos.

En los fragmentos de la siguiente acta el gobernador del Nuevo Reyno de León acusa haber recibido de la Audiencia de México un documento en el que revalida la fundación de Diego de Montemayor, confirma la fecha de 20 de septiembre de 1596; el asunto principal de este documento es que se anula el arrendamiento de puestos en el ayuntamiento y se ratifica el medio de elección establecido por Diego de Montemayor (el fundador):

  ‘En la Ciudad de Nuestra Señora de Monterrey del Nuevo Reyno de León, en 29 días del mes de diciembre de 1, 694 mil años, el señor sargento mayor don Juan Pérez Merino, gobernador y capitán general de este Reyno de León y sus conquistas por Su Majestad; dijo que por cuanto habiendo tomado posesión de este gobierno e inquirido el modo y forma que se había tenido en la erección y fundación de esta ciudad, forma y elección de justicia y regimiento de ella, con suma diligencia que Su Señoría hizo, consiguió él hallar la fundación de ella, que según parece fue en veinte de septiembre de mil y quinientos y noventa y seis, por Diego de Montemayor, tesorero de la Real Hacienda y gobernador y capitán general de este reyno, por la cual consta nombró dos alcaldes ordinarios, tres regidores, un escribano de cabildo y un procurador general el cual como los dichos alcaldes y regidores, tuviese voto en cabildo y prosigue diciendo: "a los cual es y a cada uno de ellos les doy entero poder y facultad en nombre de Su Majestad, para que en este presente año de noventa y seis usen y ejerzan el dicho oficio de cabildo, Concejo, justicia y regimiento de ella y que al fin de él y principio del año venidero, el primero día, nombren y elijan ellos para el año siguiente, dos alcaldes ordinarios y cuatro regidores y los demás oficiales a la dicha república necesarios y aquellos mismos hagan la misma elección para el otro año y así sucesivamente durante todo el tiempo que la dicha ciudad permaneciere".. me ha representado don Martín de Solís Miranda, siendo fiscal de mi Audiencia de México, en carta de diez de julio de seiscientos ochenta y uno, los inconvenientes que resultarían de que se pusiese en ejecución lo en ella expresado, pidiendo que yo tomase la resolución que pareciese conveniente y que en el ínterin se suspendía su ejecución con orden de mi virrey conde de Paredes". En el margen: Fecha en Madrid 20 de Fe. de 1683… el señor fiscal de Su Majestad en su Real Audiencia de la ciudad de México, en la Nueva España y habiéndose reconocido el que este reyno va creciendo en sus naturales y moradores, como los que de fuera de él entran y van tomando estado y se esperan entrarán y aumentarán reconociendo los honran según sus méritos y que es y será de mucha utilidad, por los enemigos bárbaros fronterizos que tanto le infestan y que en tanto se refrenan en cuanto hallan resistencia… dijo que mandaba y mandó que todos los dichos oficios de república desde el día primero de enero que vendrá del año de noventa y cinco, sean anuales y se elijan en conformidad de su fundación primera, en el ínterin que se da cuenta a Su Majestad en su Real Concejo de las Indias y al señor fiscal de Su Majestad en su Audiencia de la ciudad de México; y a los que al presente los obtienen, se les notifique este auto y que elijan y nombren los dichos oficios, procurando sean personas beneméritas y vecinos desta ciudad y no pudiendo serlo todos, que sean de los más cercanos a ella, para que desta suerte se junten cuando se ofrezca con la puntualidad y brevedad que convenga y gocen todos de las honras, preeminencia e inmunidades que conviene a una buena, ordenada y política república y para que esté subsistente se ponga este auto por principio de libro de las dichas elecciones, para que en todo tiempo conste y por él así lo mandó, proveyó y firmó. Juan Pérez Merino. Por mandado del señor gobernador y capitán general. Diego de Miranda Llanos, escribano real…’

 

 

Diego Rodríguez de Montemayor, Alcalde Segundo, 1694.

 

Tataranieto del Fundador Diego de Montemayor, bisnieto de Alberto del Canto poblador de San Pedro de los Nogales (hoy San Pedro Garza García), ocupó distintos cargos en la milicia y en el ayuntamiento.

 

Fue electo en 1694 como alcalde segundo y, además de su participación como miembro del Cabildo, realizó varios juicios criminales.

 

Entre otros, intervino en un pleito por el producto de las minas en el que se condenó a Miguel de Escamilla a pagar 200 pesos de multa y para ello se nombraron fiadores, dejando en garantía varios animales:

  ‘El Capitán Miguel de Escamilla, como principal, y Joaquín y Francisco de Escamilla, sus hermanos como fiadores, se obligan a pagar el 20 de mayo próximo, 200 pesos de multa a que fue sentenciado el otorgante, por diversas causas que se la han seguido y por las cuales se halla preso, por sentencia de asesor letrado que se comunicó a Bartolomé González de Quintanilla, su fiador: También pagarán 24 pesos de costas, todo al tesorero, Capitán Francisco de Treviño. Hipotecan en garantía 30 mulas aparejadas de lazo y reata y 2 manadas de 60 yeguas de vientre’.

 

Los juicios contra los que sacaban maíz del Nuevo Reyno de León

También hubo varios juicios contra personas que sacaban del reino maíz, pues la población había aumentado más que la producción, por lo que debía asegurarse el alimento para la creciente Ciudad, aquí la orden de no extraer maíz del reino:

 

‘Auto del gobernador don Juan Pérez Merino ordenando que cualquier labrador que vendiere maíz a cualquiera que sea de fuera de éste reino será multado en 200 pesos y que quien lo sacare del reino pierda el maíz y las mulas, y será castigado con todo rigor. Todo "por la miseria y desdicha que éste reino experimenta por la falta de semillas’.

Continuará…

 

 

 

FUENTES

ARCHIVO HISTÓRICO DE MONTERREY

COLECCIÓN ACTAS DE CABILDO

1 de enero de 1694

15 de mayo de 1694

13 de mayo de 1694

29 de diciembre de 1694

COLECCION CIVIL

VOLUMEN 23, EXPEDIENTE 1

VOLUMEN 23, EXPEDIENTE 1, FOLIO 10

VOLUMEN 23, EXPEDIENTE 1, FOLIO 12

VOLUMEN 22, EXPEDIENTE 18, FOLIO 15

 

José Eleuterio González, Colección de noticias y documentos para la historia de estado de Nuevo León, UANL versión digital. (1867)