La palabra “plaza” viene del latín vulgar "plattÄ•a”; y del latín culto “platÄ•a”, que a su vez proviene del griego πλατεá¿–α (plateîa) que significaba literalmente “ancha”; calle ancha, plaza.Por su parte, la Real Academia de la Lengua Española define a Plaza como sustantivo femenino, entre otros:
1. Lugar ancho y espacioso dentro de un poblado, al que suelen afluir varias calles.
2. Lugar donde se venden artículos diversos, se tiene el trato común con los vecinos, y se celebran las ferias, los mercados y las fiestas públicas.
En este año hemos estudiado las plazas más tradicionales de la Ciudad de Monterrey. Ahora ya está claro que son áreas de esparcimiento, puntos centrales de un barrio o sitios que guardan la memoria de hechos y personajes históricos. Es comprensible que la población se haya asentado al derredor de ellos o de los espacios importantes como fortines, hospitales, misiones, iglesias, minas, o los cruces de caminos.
Y ahora veremos un espacio moderno que se ha convertido en el ícono de Monterrey: “La Macroplaza”, construida en la segunda mitad de la década de los años ochenta del siglo XX por el gobernador Alfonso Martínez Domínguez, amplio espacio urbano de 40 hectáreas que incluye los asientos de los tres Poderes del Estado de Nuevo León, dependencias federales, templos, museos, plazas, bosques urbanos, fuentes, monumentos y algunos edificios públicos y privados.
La Macroplaza es ahora el rostro que Monterrey muestra al mundo. Se ubica en el rectángulo conformado por las calles Constitución al sur, doctor Coss al oriente, Washington al Norte y Escobedo al poniente.
En la franja comprendida entre Constitución, Escobedo, Washington y Zuazua están, de sur a norte: el edificio Kalos, el Círculo Mercantil, ", el condominio Acero, el Museo Metropolitano, la Plaza Hidalgo, el Hotel Monterrey, el edificio del Banorte, el edificio del Infonavit, El Congreso del Estado, el Parque Ciudadano, la Fuente Monterrey, El Tribunal Superior de Justicia del Estado, la Plaza del Poder Judicial, un Bosque Urbano, la Iglesia del Sagrado Corazón, el edificio de la Tesorería del Estado “Víctor Gómez” y la “Plaza de los Desaparecidos”.
En la franja central ubicada entre Zaragoza y Zuazua, Constitución y Washington están: El Palacio Municipal, la Plaza Zaragoza, el área central de la Macroplaza, la Explanada de los Héroes, el Palacio de Gobierno, la Plaza de la República (ya vista en esta colección de artículos) y el Palacio Federal.
Finalmente, entre Doctor Coss, Constitución, Zuazua y Washington: el Museo de Arte Contemporáneo, la Catedral Metropolitana de Nuestra Ciudad de Monterrey, el Casino Monterrey, la Capilla de los Dulces Nombres de Jesús, María y José; el Teatro de la Ciudad, y la Biblioteca Estatal Fray Servando Teresa de Mier.
Estudiaremos cada una de las diversas plazas que se integraron a la Macroplaza: La Plaza Hidalgo, el Parque Ciudadano, la Plaza de los Desaparecidos, la Plaza Zaragoza, el Área Central de la Macroplaza, la Explanada de los Héroes y la de la República, ya estudiada en esta misma serie.
LA PLAZA HIDALGO, o Plaza de la Carne.
Cuando se reubicó la Ciudad luego de la inundación de 1612, se instalaron las Casas Reales, asiento del Ayuntamiento, en el predio que ocupa el histórico edificio del Museo Metropolitano. Sin embargo, fue hasta el año de 1653 cuando inició la construcción del mencionado inmueble, en las actuales calles de Zaragoza al Oriente, Corregidora al Sur, Sor Juana Inés de la Cruz al poniente e Hidalgo al Norte.
En la siguiente cuadra al poniente (Sor Juana Inés de la Cruz al oriente, Corregidora al Sur, Escobedo al Poniente e Hidalgo al Norte) se establecieron los corrales de las Casas Reales.Por “corral” no se entendía, como ahora, un lugar para guardar ganado, sino un espacio despejado para usos múltiples de una finca. Los diccionarios de la época dicen que un corral es un anexo de la casa “sin tejar” (sin techar) y “cercado a las espaldas de la casa sin árboles”.
En estos corrales se ataban algunos animales propiedad del Municipio o los mostrencos que la autoridad guardaba hasta aparecer su dueño, pero este corral en particular fue utilizado como patíbulo, pues ahí se instalaba la horca cuando se debía ajusticiar a un condenado por la autoridad judicial.
La legislación colonial de los mercados
En esta Plaza se vendían animales vivos, o degollados ahí, a petición del cliente. La legislación colonial en materia de mercados y comercio era estricta: un mercado debía vender exclusivamente productos áridos y hortalizas, y en otro mercado estaban los expendios de carnes, pescados y aves.
Los mercados eran centros de comercio temporales para el abasto de alimentos en las ciudades. Esto se debía a la ausencia de formas de conservación de los alimentos, así que se instalaban en las plazas por un solo día a la semana con productos frescos. Las mercancías no perecederas como muebles, encurtidos, vinos, ropa y otros enseres se mercaban en las tiendas establecidas o permanentes. Esta temporalidad de los mercados es tal vez el antecedente de los actuales mercados rodantes.
La Curia Philipica (Lima en 1601 y Valladolid en 1605), marco legal de los mercados, los definía (libro I, Comercio Terrestre, capítulo X, Ferias y Mercados) como: “La concurrencia de gente a un paraje determinado y en días fijos para comprar y vender mercancías y el sitio público en que se verifica tal reunión(...) Bajo el supuesto de que han de tener en los arrabales o sitios que señalen los ayuntamientos, sin poderse prorrogarse a más días de lo que se hubieren designado en la concesión”. La operación de los mercados era regida por los municipios para un sitio y día determinados.
Las plazas donde se instalaban los mercados debían tener portales para los “tratantes que suelen concurrir”. Los portales eran espacios cubiertos, “a manera de claustro, que tienen algunos edificios o manzanas de casas en sus fachadas para protegerse de la lluvia, y el frío”.
En la Ley V del libro de Las Leyes de Indias se establecía que “Los solares para carnicerías, pescaderías, tenerías y otras oficinas que causen inmundicia y mal olor, se procuren poner hacía el río o mar para que con más limpieza y sanidad se conserven las poblaciones”. Esta reglamentación sería actualmente inaceptable por –precisamente- insalubre y anti ecológica, a pesar de que haya quienes piensen que el mar y los ríos son capaces de limpiar, ad – infinitum, toda la contaminación.
Así que los puestos en la Plaza hoy llamada Hidalgo eran retirados, y solamente un día a la semana se mercadeaba. En ella siempre había un espacio para colocar jaulas y para apersogar a los animales. Desde luego que para su sacrificio se destinaba un espacio determinado.
A los reineros se les avisaba la llegada del mercado de carnes
por medio de un pregón:
En la ciudad de Monterrey en veinte y dos días del mes de abril de mil setecientos noventa y cinco años; estando los señores en acuerdo en su Sala Capitular, como usan y acostumbran citados ante diem; siendo presente Dn. Francisco Bruno Barrera… Así mismo determinaron, que en atención a ser cumplido el término de el abastecedor de carnes, de esta ciudad, mandaron se saque dicho abasto al pregón, por el término del derecho, a fín de convocar postores.
Además de ser mercado, la Plaza tenía otros usos, como se ha dicho, como el patíbulo y en 1854 en este lugar fue el fusilamiento de Agapito Treviño, conocido como “El Caballo Blanco”. Un joven y simpático delincuente de talla menor que fue apresado a mediados del siglo XIX acusado de robo, y además de que, luego de despojar de sus pertenencias a sus víctimas, las hacía bailar mientras él tocaba la armónica.
El gobernador Gonzalitos suprime el mercado de la Plaza
de la Carne o Plaza Hidalgo
Durante el gobierno de Eleuterio González, “Gonzalitos”, por razones de higiene se eliminó el mercado de esta Plaza usándose solamente para fiestas públicas, ferias, reuniones civiles, religiosas y militares.
Se coloca la estatua de Miguel Hidalgo y así se bautiza la Plaza
El 24 de febrero de 1894 se instaló en la Plaza una estatua de bronce del Padre de la Patria, Miguel Hidalgo y Costilla, fundida en Salem Ohio, Estados Unidos. Se colocó sobre una columna de mármol hexagonal, y tiene placas de distintos momentos de la vida del Padre Hidalgo. En uno de ellos reza: “Al creador de nuestra nacionalidad”, en otra: “El pueblo de Nuevo León al Padre de la Patria 1910”. La obra tuvo un costo de $ 6,163 pesos. Para el año de 1895 la Plaza de la Carne ya era llamada Plaza Hidalgo en los documentos oficiales como se ve en este fragmento de acta de Cabildo
“25 de Noviembre de 1895. Doctor Pedro C. Martínez(…) De recibo. Del Inspector de Boticas. En nota fecha 21 del corriente, participa que ha revisado la oficina de farmacia llamada "Botica de Monterrey", situada en la Plaza Hidalgo de esta Ciudad, cuya oficina se halla provista de todos los elementos que exige la ley relativa”.
En el año de 1910 se rehabilitaron banquetas y pavimento de las calles aledañas a la Plaza Hidalgo:
“14 de Noviembre de 1910. Ildefonso Zambrano(…) Autoriza el gasto de la cantidad de $ 2,350.00 para poner embaldosado de piedra artificial en las aceras y callejuelas de la Plaza Hidalgo, autorización que fué solicitada por la Presidencia, reserva de obtener la del Ayuntamiento, por ser muy necesaria la realización de la mejora de que se trata. Comuníquese”.
En 1918 el alcalde Jerónimo Siller modernizó el alumbrado de la Plaza Hidalgo:
“18 de Septiembre de1918 para suplir la ordinaria que debió haber tenido verificativo el día dieciséis. D. Gerónimo Siller(…) Regidor Jesús G. Guzmán (…)siendo en extremo deficiente el alumbrado en la alameda "Mariano Escobedo" y Plaza Hidalgo, pide autorización para establecer un circuito extra en la Alameda y para instalar en la Plaza seis a ocho focos. Que presente el presupuesto de gastos”.
La callejuela Sor Juana Inés de la Cruz se llamaba calle de El Corregidor
La actual calle Sor Juana Inés de la Cruz, es decir el callejón que separa el Museo Metropolitano de la Plaza Hidalgo, se llamaba en 1936 calle de “El Corregidor” haciendo referencia a Don Miguel Domínguez, Corregidor de Querétaro, uno de los conspiradores que dieron inicio a la lucha Independentista;
“12 de Mayo de 1,936.- Heriberto Montemayor(…) Regidor Comisionado de Tránsito (…), se le conceda permiso al señor Secundino Moreno para establecer un Sitio de Automóviles en la calle de Corregidor lado Oriente de la Plaza Hidalgo, en virtud de que no estorba el tráfico de la Ciudad el mencionado Secretario”.-
Se autorizó la instalación de una bolería
Las bolerías, es uno de los elementos propios de nuestras plazas. El Síndico Chon Espinosa pone a consideración del Cabildo que esos permisos los resuelva el Alcalde.
“ 8 de Marzo de 1943, Constancio Villarreal… Raymundo Ayala, en el que solicita permiso para establecer una boleria en la Plaza Hidalgo (…) el Regidor Alberto Siller (…) nó esta de acuerdo.- El Síndico 1o. Encarnación Espinosa hace uso de la palabra exponiendo que este asunto sea resuelto por el Señor Presidente Municipal, siendo aprobada por el Cabildo esta proposición”.
En los años 50 las Plazas públicas eran espacio para la promoción de la cultura:
“28 de enero de 1955. José Luis Lozano(…) solicitud del Club Social de Trovadores (…) permiso para tocar en la Plaza Hidalgo y Zaragoza”
Se cierran al tráfico vehicular las calles Corregidora e Hidalgo al declarar a la Plaza Hidalgo como Zona Turística.
“2 de abril de 1968. el C. Presidente Municipal (…) que la Plaza Hidalgo sea convertida en una zona Turística, se ha procedido a elaborar los planos para la transformación de ese sector, (…)incluye el cierre de las calles de Corregidora e Hidalgo, en sus respectivos tramos de Zaragoza a Escobedo, y de Escobedo en su tramo de Morelos a Hidalgo”
A partir de ese momento cambió la vocación de la Plaza y su entorno para ser centro de reuniones para escuchar discursos de los alcaldes, festejar Grito de Independencia, escuchar música o tomar un café en las arcadas del Palacio Municipal.
En el año 2005 el Huracán Alex provocó la caída de la estatua de Don Miguel Hidalgo, y aprovechando el incidente se remodeló la Plaza para llegar a su estado actual, que es muy digno.
PARQUE CIUDADANO.
En la esquina noreste del cruce de las calles de Matamoros y Escobedo, luego de la construcción de la Gran Plaza o Macroplaza quedó un solar vacío, que pronto fue tomado por la naturaleza. Era utilizada por los transeúntes como travesía para llegar a la esquina; y entre los árboles algunos vagabundos habían hecho sus hogares.
El terreno permaneció sin uso, hasta que en el año de 2014 el Congreso del Estado presentó un proyecto para construir en él un estacionamiento exclusivo para los diputados, esto causó protestas reclamando respeto a los árboles que habían crecido en forma natural.
Luego de debates y discusiones, incluyendo un plantón en 2017 del colectivo “Pueblo bicicletero” el Congreso del Estado construyó el llamado Parque Ciudadano, instalando andadores y bancas bajo la sombra de los árboles, esta nueva plaza es un lugar de descanso para burócratas y empleados de la zona.
PLAZOLETA DEL MURAL
Esta es una plaza muy nueva, aunque el espacio que ocupa tiene mucha historia, que llega hasta la propia fundación de la Ciudad, en 1596. Pero nunca tuvo las funciones de plaza, sino hasta este siglo XXI.
El predio que circundan las actuales calles de Zaragoza, Matamoros, Escobedo y un andador peatonal que sigue el trazo de la calle Allende, por siglos, desde la fundación en 1596 hasta 1894 fue un bosque urbano que albergaba al llamado “Ojo de Agua Grande” donde había frondosos nogales (criollos) y otros árboles además de peces y mariscos de río que eran aprovechados por la sociedad reinera.
El bosque sobrevivió hasta finales del Siglo XIX cuando los manantiales se concesionaron para construir unos baños y albercas de uso público mediante el pago de una cuota. Hasta que el 17 de enero de 1941 explotó una de las calderas que calentaban el agua de los baños de vapor muriendo 9 personas en el incidente. El escándalo duró años en vox populi clausurándose las instalaciones de los Baños Monterrey.
La Fuente Monterrey
Y el gobernador Raúl Rangel Frías, en febrero de 1961 expropió esas instalaciones estableciendo un parque con fuente y monumentos a los fundadores de la Ciudad.
Se construyó un Mural de carácter histórico diseñado por el Arquitecto Joaquín A. Mora con el tema de la fundación de nuestra Ciudad, con una fuente cuyo espejo de agua tenía 700 metros cuadrados con chorros lanzaban 210 litros de agua a una altura de 15 metros, un graderío, un escenario, miradores, y se convirtió en uno de los paseos más importantes y bellos de la ciudad.
Luego llegó la modernidad con la construcción de la Macroplaza. Se corrió el mural hacia el espacio que quedó junto al edificio sede del Poder Legislativo, y la Fuente Monterrey tomó otra apariencia más sencilla. El Mural, así como el monumento de Diego de Montemayor que se ubicaba en el Palacio Municipal fueron integrados en la nueva Fuente Monterrey.
Fue hasta el 19 de enero de 2012 cuando el Congreso del Estado habilitó la zona más cercana a la Fuente Monterrey como plaza Pública. Se plantaron algunos árboles, se instalaron cómodas mesas (tipo pic-nic) para ocho personas y se proporciona servicio de internet gratuito. El hecho de que gran parte de la plazoleta esté techada al quedar abajo del Salón del Pleno del Congreso del Estado, la hace un lugar muy agradable y visitado por quienes quieren internet y un poco de sombra. Desde ahí se contempla el Mural histórico que conmemora la fundación de nuestra ciudad.
FUENTES
Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española; Diccionario Nebrija 1495;
Diccionario Mez de Braidenbach, 1670.
PLAZA HIDALGO: Curia Philipica;Leyes de Indias.Actas de Cabildo:22 de abril de 1795,25 de noviembre de 1895,14 de noviembre de 1910,18 de septiembre de 1918,
12 de mayo de 1936,8 de marzo de 1943,28 de enero de 1955, y2 de abril de 1978.
Los Mercados de Monterrey, Leopoldo Espinosa Benavides, inédito.
PARQUE CIUDADANO
http://www.hcnl.gob.mx/glpan/2017/03/parque-ciudadano.php
PLAZOLETA DEL MURAL
Periódico oficial 15 de febrero de 1961
Los orígenes de la industrialización de Monterrey, Isidro Vizcaya Canales. Fondo Editorial Nuevo León