22/Nov/2024
Editoriales

La Invasión Norteamericana, parte 15. Las Batallas de Sacramento, Chihuahua; Monterey, California; y Mazatlán, Sinaloa

El gobierno norteamericano modificó su plan de invasión a México cuando vio que los políticos y militares mexicanos estaban divididos, reduciendo más aún sus limitadas capacidades defensivas. La invasión se realizaría de norte a sur, por el camino ya descrito en esta serie de artículos, de Texas a Matamoros, Monterrey y luego por el altiplano a la Ciudad de México. 

  Sin embargo, sobre la marcha vieron que todo el norte del país era resguardado sólo por el Ejército del Norte, mismo al que habían vencido en Palo Alto, la Resaca de la Palma, Matamoros, Monterrey y la Angostura. Además estaba concentrado en San Luis Potosí, a miles de kilómetros de la frontera norte, conformada por Nuevo México, la parte norte de Sonora -hoy Arizona-, la Alta California -hoy California, Colorado y Nevada-, el Nuevo Albión -hoy Oregón y Washington- y la nórdica fortaleza de Nutka -hoy Vancouver-, es decir, todos estos enormes territorios quedaron desprotegidos. 

 

La invasión del lejano norte inició con una partida que salió de Texas.

La toma de Nutka

Tomar Nutka, en la parte más boreal de México, no fue problema, pues tenía años pidiendo apoyo militar por la amenaza que representaba la presencia de navíos rusos, británicos, japoneses y norteamericanos. Nunca llegaron refuerzos a la diminuta guardia de dos decenas de nayaritas, porque los generales mexicanos preferían que sus tropas estuvieran disponibles cerca de la Ciudad de México para un posible asalto al poder. Así que, cuando vio una escuadra norteamericana, la Guardia Nacional simplemente abandonó la plaza de Nutka, en la que ella misma estuvo abandonada.  

 

La Batalla de Sacramento 
 

En noviembre de 1846 una partida de más de mil 300 soldados de caballería, infantería y artillería, al mando de Alexander William Doniphan, partió de Texas hacia las desprotegidas poblaciones mexicanas de Nuevo México y Albuquerque, mismas que fueron tomadas con facilidad por los norteamericanos. 
 
 Al recibir tales noticias, Antonio López de Santa Anna pensó que los invasores continuarían al Poniente rumbo a la California, y pensó que el desierto los vencería. Sin embargo, la columna norteamericana dobló al sur y se dirigió al llamado Paso del Norte, donde hoy se encuentran las ciudades de El Paso, Texas y Ciudad Juárez, Chihuahua. 

  El gobernador de Chihuahua era Ángel Trías Álvarez, liberal que años después sería el hombre fuerte de Juárez en Chihuahua. Trías era un antiguo federalista enemigo de Santa Anna quien, vengativo como era, tenía al estado de Chihuahua en el abandono total sin recursos ni milicia, añeja táctica para oprimir a los gobernadores. 

 

Envía Santa Anna refuerzos a El Paso

Pero se trataba de la integridad nacional, y Santa Anna envió de Occidente una fuerza de caballería, infantería y artillería, al mando del general José Antonio Heredia para apoyar al ejército ciudadano de Trías -apuntalado por patriotas de Durango y Zacatecas-. Para el 21 de diciembre de 1846 los mexicanos habían erigido una barrera en “el Paso” es decir el accidente geológico -un paso entre la sierra- que une a Chihuahua con Texas y Nuevo México. 

 

Un ‘error’ del corneta, que era un santannista, impide el triunfo mexicano

Ahí enfrentaron a los norteamericanos con un fuerte ataque directo, que los puso en desventaja y a un paso de la derrota. Pero cuando los mexicanos estaban listos para lanzarse a “degüello”, es decir para aniquilar a los norteamericanos sin dejar heridos ni capturar prisioneros, Ponce, un patriota chihuahuense, Comandante de la columna de ataque, pidió al Corneta tocar ‘a degüello’, sin embargo, el corneta -que era santannista- ‘se equivocó’ y tocó ‘retirada’ por lo que los sorprendidos mexicanos huyeron en desorden creyéndose atacados por otro ejército.  


 Mueren 200 patriotas en la Batalla de Sacramento

Los norteamericanos tomaron El Paso, izaron su bandera, se reorganizaron y contra atacaron. La mayoría de los hombres de Heredia huyeron al interior del territorio nacional y, los patriotas de Trías y Alejo García Conde, en otra intentona de detener a los norteamericanos los atacaron, pero fueron masacrados por la caballería norteamericana en un lugar llamado Sacramento, a 24 kilómetros al norte de la Ciudad de Chihuahua. Allí murieron 200 patriotas mexicanos, la Ciudad de Chihuahua fue tomada, y el gobierno se mudó a Parral, quedándose Nuevo México aislado.  

 

ALTA CALIFORNIA. 


 La República del Oso

El despojo de la Alta California inició desde antes de la declaración de guerra. En febrero de 1846 una fuerza de rifleros montados, dirigidos por el capitán Fremont ingresó al territorio de la Alta California con la excusa de realizar una expedición científica – cartográfica-, pero tres meses después cambió su actitud y tomando el pequeño poblado de Sonoma, California, declararon la independencia de California, en el intento conocido históricamente como la República del Oso.  

 

Con sólo 480 marinos, toman Sloat y Gillespi, Monterey, San Diego y Los Ángeles

Ante esto, el comandante mexicano de la Alta California, José Castro, fue a San Francisco a exigir una explicación a la comandancia de tres fragatas norteamericanas que estaban ancladas en el puerto, a cargo el comodoro John D. Sloat, y ‘casualmente’ había llegado Archibald H. Gillespie, el marino de confianza del presidente Polk. 

Y ese reclamo fue el pretexto para que los militares mencionados reaccionaran molestos y con los 480 hombres de guerra que estaban en las fragatas tomaron el 7 de julio de 1846 el desarmado puerto de Monterey, después San Pedro, Los Ángeles, San Diego y Santa Bárbara. Las dimensiones del ilegal asalto crecieron tanto que el comandante Castro huyó a Sonora. 

 

Desaloja el pueblo angelino a los invasores y forma un gobierno mexicano

Ante tal abandono, el 15 de agosto de 1846, ciudadanos californios dirigidos por el capitán de auxiliares Cérvulo Varela tomaron en sus manos la defensa del territorio.  Se organizaron y el  23 de septiembre de 1846 (al mismo tiempo que Monterrey, N. L. se rendía) el pueblo californio desalojó a los norteamericanos de Los Ángeles. Los mexicanos sostuvieron el mando, y formaron el 29 de octubre un gobierno estatal, con gobernador y cuerpo legislativo, aunque en el país imperara el centralismo. 

  Todo el mes de noviembre fue de reñidos combates que generalmente eran ganados por los mexicanos que consiguieron apresar a un buen número de norteamericanos.

 

Continúan los errores; entregan prisioneros a los invasores
Sin embargo, la falta de oficio político y militar les llevaron a cometer errores. Como el

6 de octubre de 1846 que un buque militar norteamericano que simulaba ser mercante atracó en el Puerto de San Pedro -hoy en el área metropolitana de Los Ángeles-, pues no había fuerza portuaria o aduanal que les impidiera anclar. Y los mexicanos en un acto de buena voluntad -o de ingenuidad- entregaron los prisioneros norteamericanos a la tripulación de ese buque, pues no sabían qué hacer con ellos.

 
 
 Al día siguiente, José Antonio Carrillo, con una columna de auxiliares de Los Ángeles fue al puerto de San Pedro para vigilar al sospechoso buque mercante. La sorpresa que el día 8 de octubre, del supuesto barco mercante descendieron 800 hombres equipados con moderna artillería, entre los que se encontraban los prisioneros entregados horas antes.

 

Toman los norteamericanos la Ciudad de Los Ángeles

Además otra columna norteamericana dirigida por el mayor general Stephen Kearny, que venía por tierra de Nuevo México atrapó a los mexicanos entre dos fuegos. Ya nada se puedo hacer, los californios peleaban contra el invasor con más valor que posibilidades reales de vencer, y los mexicanos fueron echados de Los Ángeles, de San Diego, y Santa Bárbara. Aún así, los días 8, 9 y diez de enero de 1847 se intentó recuperar la Ciudad de Los Ángeles a fuerza de caballo y de voluntad, pero en las tres ocasiones los mexicanos fueron vencidos. 

  Como nunca llegaron refuerzos militares, los californios lloraron porque perdieron todo: nacionalidad, territorio y su religión. 

  Ya con la Ciudad Los Ángeles en su poder, los invasores enviaron pequeñas partidas de soldados al territorio de lo que era el Nuevo Albión -hoy estados de Oregón y Washington- a controlar la escasa población mexicana y dominar a los aborígenes. 

 

Los apoyos de Inglaterra a Estados Unidos

Las vituallas de los norteamericanos fueron enviadas de puertos británicos ubicados en lo que hoy es el territorio de Canadá, evidenciándose que entrambas naciones, Estados Unidos y Canadá, se beneficiarían con los territorios nórdicos mexicanos.   

 

MAZATLÁN

 

La caída de los puertos de la costa del Pacífico es muestra representativa del desastre político y militar del gobierno mexicano en la defensa del territorio nacional. En contra parte destaca el valor y participación de los civiles en el intento de conservar la dignidad nacional. 


 Accede al poder en Mazatlán un simpatizante de Santa Anna

Antes de la declaración de Guerra, en abril de1846, nombrado por el entonces presidente Mariano Paredes y Arrillaga, llegó a Mazatlán el coronel Rafael Téllez. Era  un militar de carrera, simpatizante de Santa Anna, con tropa formada por doscientos hombres del Batallón de California, cien zapadores, sesenta -entre dragones (caballería) y artillería-, y doscientos hombres de la Guardia Nacional. 

 
Su misión principal era navegar a la Alta California para defenderla de los posibles invasores, pero desde que llegó al bello puerto se dio a la buena vida, como si la amenaza de la declaratoria de guerra no existiera.

 

                                                      Apenas se entera Téllez que una corbeta norteamericana entra en acción y huye

Pero eso sí, cuando se dio el golpe federalista de Mariano Salas y Valentín Gómez Farías, este coronel Rafael Téllez se alzó, y el 7 de mayo de 1846 se apoderó de la Comandancia General de Sinaloa, que estaba a cargo de Ignacio Gutiérrez, un militar local. El tal Téllez olvidó su misión en la Alta California, por sus ansias de medio gobernar Sinaloa. Hasta que el 7 de septiembre se apareció en las costas de Mazatlán la corbeta Lawarren, capturando el buque de bandera mexicana llamado Malek-Adel. 

 

Llega otro Santannista a gobernar… y a saquear a los sinaloenses

De inmediato Téllez huyó con su tropa con rumbo a Guadalajara, dejando el puerto sin guarnición. Sin embargo, unos 600 hombres del pueblo con sus lanchas y una goleta hicieron frente al invasor al que no dejaron tocar tierra. Los combates más duros se celebraron los días 30, 31 de octubre y 1º de noviembre, y otro santannista llamado Ventura Mora llegó a hacerse cargo de la Comandancia militar de Sinaloa. 

 
 

Pero este Mora también se politizó uniéndose el 13 de enero de 1847 a una nueva revuelta que proponía a López de Santa Anna como dictador. Esa propuesta no tomó forma y Santa Anna siguió como general y presidente de la República. La consecuencia fue que de la Ciudad de México llamaron a Mora para que informara de su alzamiento en favor de Santa Anna y en su lugar se nombró a Teófilo Romero que llegó el mero día 15 de septiembre, e ipso facto utilizó a su tropa para saquear a la población de Sinaloa con el pretexto de buscar contrabando. 

 
                                                                            Aparecen tres fragatas invasoras y huyen las tropas mexicanas; toman Mazatlán

Los sinaloenses estaban furiosos, cuando el día 10 de noviembre aparecieron en el mar las fragatas enemigas Independencia, Congreso y Shane, por lo que las tropas mexicanas abandonaron la plaza, las autoridades municipales se pusieron a las órdenes del invasor y sin más trámites entregaron el puerto. 


 Controlan los invasores Mazatlán y se bloquea todo el Golfo de Baja California

Algunos militares como el propio Téllez, Carlos Cruz Echeverría (local) y el patriota Juan Pablo Anaya, trataron sin éxito de recuperar Mazatlán pero la Ciudad no fue desocupada sino hasta el fin de la guerra. Con la toma de Mazatlán se cerraba el paso de mar o boca para ingresar al Golfo de Cortés o de California, es decir, sin tomarlos pudieron bloquear los puertos de San José del Cabo, Rosario, Santo Domingo, Santo Tomás, todos de la Baja California. 

 
 

México estaba cercado por el Norte y por la costa del Pacífico, que ya estaba en posesión de norteamericanos. En el Noreste, desde Monterrey al altiplano, estaba también en manos de Estados Unidos…  

 Continuará…


 

FUENTES 

 
 

Vicente Riva Palacio y otros, México a través de los Siglos, Editorial Cumbre, 1983, todos VII y VIII.      

Carlos María de Bustamante, El Nuevo Bernal Díaz del Castillo, Fondo de Cultura Económica, 1994.      

Lucas Alamán, Historia de México, Editorial Jus, 1990, tomo V.     

Leopoldo Espinosa Benavides, Un Imperio Venido a Menos, Editorial Porrúa, 2014     

José María Iglesias y otros, Apuntes para la Historia de la Guerra entre México y los Estados Unidos, Conaculta, 2005.      

José María Roa Bárcena, Recuerdos de la invasión norteamericana 1846-1848: por un joven de entonces, Versión electrónica Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes Saavedra.  

N. C. Brooks, A complete history of the Mexican War, Nathan Covington, 1851