18/Oct/2024
Editoriales

Los Alcaldes de Monterrey, parte quincuagésima cuarta, capítulo 12

El año de 1907 fue tranquilo para el sistema porfirista; sin mayor novedad se reeligieron el gobernador Bernardo Reyes y el alcalde de Monterrey, Pedro C. Martínez. A estas alturas, la Ciudad era un emporio económico de talla internacional, con sus prósperas clases sociales de industriales y comerciantes. Se había formado una pujante clase media que quería participar en la vida pública, pero no había posibilidades de conseguirlo ante el monopolio del poder del grupo dominante.

 

Las terribles injusticias laborales y desigualdades sociales del profiriato

Las clases obreras, por el contrario, ya sufrían en exceso los efectos del despiadado capitalismo a la inglesa, pues miles de obreros tenían deudas pendientes en tiendas, cantinas y casinos de Raya, comprometiendo sus vidas laborales y hasta las de sus hijos que estaban condenados a trabajar para las grandes y medianas industrias en pago a las deudas de sus padres.

 

Los aspirantes a suceder a Porfirio Díaz

En ese año Porfirio Díaz cumplía 77 de vida y estaba empecinado en continuar gobernando. Pero algunos personajes cercanos, como José Ives Limantour, su ministro de Guerra y el propio gobernador de Nuevo León, Bernardo Reyes aspiraban a relevarlo, por lo que Díaz comenzaba a verlos con cierto recelo.

 

Una parte da la sociedad neoleonesa estaba inconforme

Intelectuales como Santiago Roel y Antonio I. Villarreal o pequeños empresarios como Agustín Garza, luego constituyentes de Nuevo León en 1917, cuestionaban el sistema político. En todo el país, y fuera de él, había quienes pensaban y comentaban la necesidad de hacer cambios importantes.

 

Comienzan a gestarse los caudillos regionales, durante una tensa calma

A nivel nacional Ricardo Flores Magón ya había tejido una red de intelectuales que se convertirían en revolucionarios. Además, la leva mermaba lealtades entre el ejército porfirista y los constantes abusos y despojos de tierra gestaban a los próximos revolucionarios como Francisco Villa o Pánfilo Natera.

 

‘A toro pasado’ podríamos concluir que en este año de 1907 reinaba “la tensa calma que precede a la tormenta”.

 

Pedro C. Martínez, Alcalde Primero Propietario, del 1º de enero al 31 de diciembre de 1907.

 

El día 1º de enero de 1907 el médico Pedro C Martínez rindió el informe de su periodo como alcalde de 1906 e inició su periodo de 1907:

 

“En la ciudad de Monterrey el día primero de Enero de mil novecientos siete, siendo las nueve de la mañana y estando reunidos en este salón los Ciudadanos Munícipes que formaron el gobierno de la Municipalidad en el período administrativo que terminó el día de ayer… el C. Alcalde 1o. Propietario, Doctor Pedro C. Martínez, dió lectura al Ynforme en que fueron condensados los trabajos mas salientes que emprendió y llevó debida realización la Corporación saliente. Concluída la lectura de Ynforme, el Señor Marín Peña, Alcalde 1o. Suplente, le tomó la protesta de ley al C. Alcalde 1o. Propietario, Doctor Pedro C. Martínez”

 

La inversión para ‘emplacar’ todas las casas requiere de más recursos

El ambicioso plan de numerar todas las casas de la ciudad, resultó más oneroso de lo que se creyó, mermando el presupuesto municipal, por lo que la administración de Pedro C. Martínez debió tomar parte de los ahorros que el Municipio tenía en el Banco de la Familia Milmo:

 

“Sesión ordinaria del día 28 de Enero de 1907. Presidencia del Dr. Martínez… Despúes la Presidencia informó que para pagar las 14,000 placas de la numeración de la ciudad que fueron recibidas ya y por no haber fondos disponibles en la Tesorería, había mandado rebizar la suma de $7,000.00 centavos del depósito que existe en la casa bancaria de los Sres. P. Milmo é hijos Sucs. disposición y para las atenciones de este municipio”

 

Modificaciones al Reglamento de Tránsito obligadas

por la novedad de automotores

Las leyes y los reglamentos debieron modificarse para congruencia con la realidad. Aunque la ciudad ya contaba con un reglamento de tránsito que regulaba la circulación de monturas, carruajes y tranvías de tracción animal, la aparición de automóviles obligó a establecer un nuevo reglamento. En él la velocidad máxima de traslados era de 14 kilómetros por hora -la misma que alcanza un caballo a trote-, con la obligación de detenerse en cada esquina, de hacer señales con el brazo al detenerse o virar, no ocupar toda la vía, y no atravesarse en las vías del tranvía:

 

“Sesión ordinaria del día 4 de Marzo de mil novecientos siete. Presidencia del Doctor Martínez... En seguida hizo uso de la palabra la Presidencia para manifestar que creyendo muy convenientemente que fuera reglamentado el uso de los automóviles fin de prevenir los males que originan cuando no son conducidos del modo apropiado que el trafico y lo reducido de nuestras calles aconsejan, sujetaba la deliberación y aprobación de este H. Concejo el proyecto de Reglamento que dió lectura, y el cual fué aprobado en lo general”

 

Apoya Monterrey al estado de Guerrero

Como siempre, la solidaridad de los regiomontanos se hizo presente, y el Cabildo de la Ciudad ofreció a los damnificados de un terremoto que azotó al estado de Guerrero la suma de 4 mil pesos:

 

Sesion ordinaria del día 22 de Abril de 1907. Presidencia del Dr. Martínez… se sirvió disponer que de los $4,000¢00 que puso disposición de la Secretaría de Hacienda para auxiliar las víctimas de los temblores del Estado de Guerrero, los cuales ocasionaron los más grandes perjuicios en Chilpancingo, Chilapa, Tixtla, Ayutla y Acapulco”

 

Llegaron los tejabanes a Monterrey

En este fragmento de acta vemos los permisos para construir unos tejabanes, sustitutos de los jacales. Sus paredes eran de tabla y el techo de lámina, generalmente de una sola pieza. Durante buena cantidad de años esta fue la opción barata de construcción de vivienda. Actualmente los tejabanes son escasos en Monterrey.

 

“Sesión ordinaria del día 29 de Abril de 1907. Presidencia del Dr. Martínez…Cuatro solicitudes en las que los Sres. Justo Venegas, Félix Mora, Pedro García Aldape y Teofilo Villarreal Cantú, piden permiso para construir, el primero tres tejabanes con paredes de piedra y techo de lámina por la calle de la Libertad, el segundo por la calle de Isaac Garza, el tercero un cuarto de terreno por la calle Zaragoza y el cuarto una pequeña finca por la calle Lerdo de Tejada, acompañando cada cual, el plano respectivo. A la comisión encargada de dictaminar en asuntos de la naturaleza de los de que se trata”

 

Pese a la modernidad, había acequias para repartir agua en la Ciudad

Para la conservación y mejoramiento del entorno de la ciudad, se mantenían las plazas limpias y adornadas con plantas. Igualmente vemos cómo aunque los trabajos de agua y drenaje iban avanzando, seguían utilizándose las acequias, como medio para transportar agua a plazas y paseos públicos como las calzadas.

 

“Sesión ordinaria del día 1 de Mayo 1907. Presidencia del Dr. Martínez... La de Ornato y Paseos, hace constar en su informe que durante el repetido mes de Abril último, se hizo la limpieza en todas las plasas con la mayor oportunidad, haciéndose los riegos de los jardines públicos en la forma  acostumbrada y que en el del Kindilgarten se pusieron diversas plantas: que se procedió hacer una limpiesa general en la acequia del Obispado lo mismo que en las de las Calsadas en donde se hicieron los riegos en los días para ellos señalados

 

La Cañada Prieta constituía buen apoyo a la hora de las tormentas

A la Calzada Unión -hoy avenida Madero- se le dio declive para que el agua no se acumulara y se dirigiera al cauce de la ahora desaparecida Cañada Prieta que era un arroyo de temporal que iba desde lo que hoy es la colonia Terminal, al Río Santa Catarina a la altura del Parque fundidora, cerca de la calle Joaquín Garza Leal ( J. G. Leal) y se construyeron dos puentes para salvar el cauce:

 

“Sesión ordinaria del día 3 de Junio de 1907 Presidencia del Dr. Martínez… La de Obras Públicas: que en la Calzada Unión se puso terraplén en una extensión de 100 metros de largo por 33 de ancho; que se construyeron dos puentes de piedra en la calle J. Garza Leal (J. G. Leal)”

 

 

Se bautiza la calle de la Presa como calle Diego de Montemayor

Para honrar la memoria del fundador de nuestra ciudad, la administración del doctor Pedro C. Martínez bautizó la calle de la Presa con el nombre de Diego de Montemayor, colocándose una placa para conmemoración del fundador y de la ciudad. Es útil tomar nota de que el proponente de este homenaje es la junta de Arqueófila del estado, en un tiempo donde la arqueología, la paleontología y la custodia de monumentos históricos era competencia de los estados, a diferencia de ahora que es materia federal:

 

“Sesión ordinaria del día 24 de Junio de 1907. Presidencia del Dr. Martínez…  Un escrito firmado por los Sres. Don Amado Fernandez y Prof. Emilio Rodriguez, Presidente y Secretario, respectivamente, de la Junta Arqueófila de Nuevo Leon, en el cual escrito proponen al estudio y aprobación de este H. Concejo la siguiente iniciativa: "Designese una de las calles ó Plasas de esta ciudad con el nombre de su fundador, Don Diego de Montemayor, y en una esquina y en lugar visible, coloquese una placa conmemorativa, todo con el fín de perpetuar la memoria de quien puso los cimientos de esta población. Puesta al debate la iniciativa de referencia fué por unanimidad aprobada, acordándose que la calle de la Presa fuera la designada para que llevara el nombre de "Diego de Montemayor", nombrandose los Señores Síndico 1o. José María Cantú y Regidor del Bosque para que, redactaran la inscripción que habrá de ponerse en la placa conmemorativa”

 

Se descargaba directo y crudo el drenaje sanitario al Río Santa Catarina

Aunque la compañía canadiense Agua y Drenaje Monterrey ya había iniciado sus labores, muchos negocios y sociedades aún pedían al ayuntamiento permiso para instalar sus propios drenajes cuyas aguas tenían por destino el cauce del Río Santa Catarina. Debemos considerar que en ese tiempo regía criterios la teoría de la disolución que postulaba que la naturaleza podía reintegrar a la naturaleza cualquier desperdicio.

 

La calle Escobedo al sur se llamó ‘Callejón de la Azucarería’

Además vemos que lo que hoy es la calle Escobedo entre Hidalgo y Constitución tenía por nombre “Callejon de la Azucarería”, lo que da pie a investigar si por esa zona hubo algún trapiche:

 

“Sesión ordinaria del dia 15 de Julio de 1907. Presidencia del Doctor Martínez… Un escrito fechado el día de hoy, en el que los Señores Fernando Zambrano, S. Sepúlveda y Manuel Sains Martínez, Presidente, Secretario y Tesorero, respectivamente del "Círculo Mercantil Mutualista de Monterrey", solicitan la gracia de que se les permita hacer uso del caño de desagüe que existe en el callejón llamado de la azucarería”

 

La ciudad con zanjas abiertas y un accidente vial de tranvía versus un carretón

En esta acta se da cuenta de que los trabajos de instalación del drenaje sanitario avanzaban y que empezaban a funcionar los tranvías eléctricos.

 

Se da cuenta también de una colisión entre un tranvía eléctrico y un carretón donde murió el animal de tiro:

 

“Sesión ordinaria del día 2o. de Septiembre de 1907. Presidencia del Doctor. Martínez… que las aguas de la ciudad han sido aprovechadas debidamente: que los trabajos del drenaje se han continuado con el empeño y eficacia con que dieron principio y que los de los tranvía eléctricos estan tan aventajados que en la actualidad hay dos circuitos en explotación, expresando, como pelativo del informe que tranvías se refiere, que uno de estos chocó con un carretón dando muerte la mula que lo tiraba”

 

La presencia de la Sociedad de Arqueofilia procuraba fortalecer la arqueología

De nuevo vemos que la Sociedad de Arquiófilia (sic) solicitaba al gobierno del estado un arma antigua para su exposición en el museo del Colegio Civil donde ya había unos “ejemplares arqueológicos” que son los petroglifos que están en el Museo del Obispado, desgraciadamente no se tomaron datos de su origen, lo que dificulta su estudio:

 

“Sesión ordinaria del dia 18 de Noviembre de 1907. Presidencia del Doctor Martínez...  Un oficio de los Señores Doctor Amado Fernandez y Profesor Emilio Rodriguez, Presidente y Secretario de la Junta Arquiófila de Nuevo León, solicitando que el Ayuntamiento se sirva ceder la citada Junta una antigua arma de fuego de que se encuentra en el almacen de ornato de este Palacio, fin de tener ese objeto como una curiosidad en el Museo del Colegio Civil en donde la citada Junta a instalado varios ejemplares arqueológicos, con autorización del Superior Gobierno del Estado”

 

Exime el alcalde Pedro C. Martínez del impuesto al edificio de la Logia

En esta acta vemos la exención de impuestos por la construcción del monumental edificio de la masonería que aún existe en Escobedo y Manuel María de Llano

 

“Sesión ordinaria del día 30 de Diciembre de 1907. Presidencia del Dr. Martínez… se sirvió conceder al Señor Rafael Najera, 2o. Director Secretarío de la Sociedad Anonima "Fraternidad Masónica" escención de impuesto del Estado y Municipales, por el capital invertido por dicha sociedad en el edificio y sus anexidades que para dedicado al Templo Masónico, tiene construido en la esquina de las calle Lerdo de Tejada y M M de Llano; bajo el concepto de que esa gracia subsistir en tanto que el edificio de referencia esté destinado al objeto de la instrucción”

 

La última parte del porfiriato fue apoteótica para el Monterrey industrial

Los últimos años del porfiriato fueron del afianzamiento de la industria. Nuestra ciudad llegaba a su punto de mayor lustre, pues los años siguientes iniciarían preparativos para el centenario de la Independencia nacional y también a un cruel y definitivo enfrentamiento con la parte de la sociedad que exigía democracia y reducción de la desigualdad.

 

Pedro C. Martínez fue presidente municipal un par de años más.

 

FUENTES

1º de enero de 1907

28 de enero de 1907

4 de marzo de 1907

22 de abril de 1907

29 de abril de 1907

1º de mayo de 1907

3 de junio de 1907

24 de junio de 1907

15 de Julio de 1907

2 de Septiembre de 1907

18 de noviembre de 1907

30 de diciembre de 1907