En la entrega anterior vimos lo hecho por dos alcaldes ante las guerras que libraba el Imperio Español: un alzamiento contra los indios bárbaros de Texas y la guerra de España contra Inglaterra. Ahora estudiaremos la reacción de tres alcaldes ante una catástrofe natural que afectó al Imperio Español y que tuvo consecuencias gravísimas en el Nuevo Reino de León, y su capital, la Ciudad Metropolitana de Nuestra Señora de Monterrey. Hubo una sequía en 1784 que en el año de 1786 alcanzó su momento más álgido, tanto que históricamente se le llama ‘El año del hambre' pues causó la muerte de cientos de reineros.
Es importante recordar que el pacto social entre el Rey de España y sus súbditos era simple. El rey se comprometía a brindar: seguridad a las vidas, bienes y religión de sus vasallos, y apoyos en caso de hambruna y enfermedad. Mientras los súbditos, a cambio, entregaban el quinto real (impuesto del 20% que era el máximo; algunos pueblos o castas pagaban el 5 por ciento y los más pobres un peso al año) y sangre, es decir, en casos de urgencia, entregarían a sus hijos como soldados a sueldo.
Para cumplir con su obligación de alimentar a su pueblo en caso de necesidad, el rey tenía por todo el Imperio Español -presente en los cinco continentes y sus mares- los llamados pósitos, es decir, graneros donde se acumulaba el grano que recibía como pago del impuesto. En tiempos normales su contenido se renovaba cada año, sacando a la venta el del año anterior y volviendo a llenar el pósito. Esto servía también para alimentar a los pobres y dotar de semillas a los campesinos humildes.
Se les llamaba pósitos en las pequeñas poblaciones, y en las más grandes, alhóndigas. En Monterrey, desde 1701 había una alhóndiga en las Casas Reales -actual Museo Metropolitano- ubicada en sus corrales, parte colindante con la Plaza Hidalgo.
Es indudable que la capacidad del imperio español era impresionante, pues podía enviar harina de Madrid y en cuatro meses estar en las Filipinas, las costas del Virreinato del Perú o en la Comandancia General de Chile. Pero aun así, el poderoso Carlos III, rey de España, duque de Parma y Plasencia, rey de Nápoles y rey de Sicilia, no podía controlar los caprichos de la naturaleza.
Cuando empezó la tremenda sequía
A mediados de la década de los años 70 del Siglo XVIII se presentó una sequía extrema en diferentes puntos de Sudamérica. En el Virreinato del Perú y partes de la Comandancia General de Chile hubo crisis porque rápidamente se vaciaron los pósitos de los pueblos. De inmediato se enviaron grandes volúmenes de granos y harina del Virreinato del Río de la Plata -actual Argentina-.
Luego hubo otra en la Provincia de la Banda Oriental -Uruguay- que estresó los pósitos del Virreinato del Río de la Plata y hubo necesidad de enviar harina de trigo desde la Península Ibérica con su respectiva merma, pues la humedad del viaje marítimo perjudicaba el alimento.
Luego, a principios de los años ochenta, la sequía llegó a Michoacán -altamente productivo- activándose una cadena de suministro. De los valles Mixtecos de Oaxaca se enviaba grano al valle de Tlaxcala-Puebla, que renovaba sus pósitos, y se enviaban los granos al Valle de México, luego al Bajío y finalmente al Reino de Michoacán.
La sequía se trasladó a la provincia de San Luis Potosí y Zacatecas, generando una escasez de granos, y para el año de 1784 la terrible sequía llegó a nuestra tierra. Y como eran los alcaldes quienes se encargaban de los pósitos y de repartir alimento a los hambrientos, la administración municipal se complicó.
José Alejandro de Uro y Campa de la Barrera, Alcalde Primero. 1784.
José Alejandro de Uro y Campa de la Barrera (hijo y homónimo del ex alcalde de Monterrey ya estudiado) ya había ocupado numerosos puestos públicos desde administrador de tabaco, hasta alguacil. Esto y la buena imagen familiar permitió que en el año de 1784 fueran electos alcaldes de Monterrey, José Alejandro de Uro y Campa de la Barrera, como alcalde primero y el alcalde segundo fuera Joseph Froylán de Mier y Noriega -Tío de fray José Servando de Santa Teresa de Mier Noriega y Guerra, nuestro prócer de la independencia-.
“En la ciudad de Monterrey en primero de enero de mil setecientos ochenta y cuatro años: estando en Ayuntamiento de debida forma el Muy Ilustre Cabildo de esta nobilísima ciudad compuesto de los señores don Vicente González de Santianes coronel de los Reales Ejércitos, gobernador y comandante general de este Nuevo Reino de León, don José Joaquín Canales regidor alférez real interino, y don Manuel de Sada, regidor contador de menores propietario, se procedió a la elección de alcaldes ordinarios y procurador de dicha ciudad y su districto… (se) elige por alcalde ordinario de primero voto; a don José Alejandro de Uro y Campa, y por alcalde ordinario de segundo voto a don Joseph Froylán de Mier y Noriega”
Como ya explicamos, unas ciudades apoyaban a otras con los granos acumulados en sus pósitos, y así el Virrey ordenó que los granos acumulados en los pósitos del Nuevo Reino de León, incluidos los de Monterrey, se enviaran a Mazapil, Zacatecas, en donde estaban en peores condiciones.
“Oficio dado por el Gobernador del Nuevo Reino de León en el que acusa al Virrey de la Nueva España, Conde de Gálvez, el obedecimiento del Bando para que no se impida extraer maíz de esta Jurisdicción para socorro del Real de Mazapil. Se incluye contestación del Virrey de la Nueva España”
Toma providencias el alcalde Uro y Campa para evitar
falsificaciones de las monedas de oro.
Sin embargo, como las lluvias habían sido escasas en el Nuevo Reino de León y los pósitos no recibieron las cantidades acostumbradas, el suministro a la región zacatecana fue escaso. Comenzaba una importante crisis económica local generada por la sequía; por ello el alcalde Uro y Campa recibió la orden del gobernador de evitar la falsificación de monedas de plata o cobre, prohibiendo que se ‘doraran’ las monedas para que no las ‘disfrazaran’ de oro.
“Bando que prohíbe el que se doren las monedas. Con rúbrica de Matías de Gálvez para el gobernador del Nuevo Reyno de León”.
Coincide la crisis con el nacimiento de Los Infantes y se realizó una gran fiesta
Esta crisis coincidió con el nacimiento de Los Infantes -título de los hijos del rey de España- y hubo de organizar las festividades obligatorias en todo el Imperio. Así que se realizaron fiestas populares, misa solemne y se indultó a los reos de delitos no graves
“Dos Bandos que se publicaron con el indulto general por el nacimiento de dos infantes; se manda dar gracias a Dios por el nacimiento de los Infantes Carlos y Felipe según se notifica en la copia del bando publicado en México por Josef de Gálvez.”
Las críticas fueron mínimas para lo que se esperaba
Como era de esperarse, hubo críticas, pues con la escasez en muchos lugares de la Nueva España, la abundancia derrochada en la celebración del nacimiento de los infantes causó irritación, pero no pasó a mayores, sólo aparecieron rimas satíricas por todo el virreinato. Una de tantas decía así:
“Tomemos hoy gasajado
que mañana viene la muerte…
No perdamos bocado
que comiendo nos iremos
y mañana ayunaremos ...”
Juan de la Encina
El alcalde Uro y Campa terminó su administración reportando una escasísima cosecha en la comarca de Monterrey. Este buen hombre murió en Monterrey, y no tenemos mayores datos de su partida.
Joseph Froylán De Mier y Noriega, Alcalde Segundo. 1784
Algunos de los casos penales más sonados que resolvió Mier y Noriega
Como juez penal, a Mier y Noriega le tocó resolver asuntos muy variados, entre ellos la violación de una niña.
“Contra Guadalupe Botello, por haber querido forzar con violencia a una niña de edad de siete años.”
Un enfrentamiento entre personas de clase política diferente
Resolvió también un pleito entre individuos de diversa jerarquía social como vemos el primero usaba el título de ‘Don’ y el otro no.
“Querella de don José Joaquín de la Garza contra Felipe y Fernando Cavazos, por haberle dado uno una pedrada y el otro una herida.”
Juzga Mier y Noriega un delito de relación extra marital
Y otro más de una relación extramarital, en estos casos, sólo el hombre era castigado. Si su compañera era soltera solo con una multa, si era casada, prisión o exilio. Por otra parte, la mujer era entregada o corregida por religiosas pues se creía firmemente en el arrepentimiento y en la corrección, al ejemplo de Santa María Magdalena.
“Contra José Pérez, vecino de esta ciudad, por acumulársele se halla en ilícita amistad con Ana María de Garza”
El alcalde Joseph Froylán Mier y Noriega murió en la ciudad de Monterrey.
Ignacio de Jesús García, Alcalde Primero. 1785
En enero de 1785 fueron electos Ignacio de Jesús García como alcalde primero y José Bruno Barrera como alcalde segundo.
El alcalde Ignacio de Jesús García provenía de una antigua y prestigiada familia dedicada a la agricultura en Santa Catarina.
En la ciudad de Nuestra Señora de Monterrey, en primero día del mes de enero de mil setecientos ochenta y cinco años, estando en Ayuntamiento según costumbre el muy ilustre Cabildo de esta nobilísima ciudad, compuesto del señor Don Vicente González de Santianés Coronel de los reales ejércitos Gobernador y Comandante General de este Nuevo reyno de León y de los señores Don José Joaquín Canales Regidor Alférez Real Propietario y Don Manuel de Sada Regidor Contador de Menores propietario, para el efecto de elegir alcaldes ordinarios y procurador general de esta dicha ciudad… elegía por alcalde ordinario de primer voto a Don Ignacio de Jesús García y de segundo voto a Don José Bruno Barrera
La sequía afectaba al Valle de San Pedro y del Guajuco
Pero como se preveía desde el año anterior, apenas iniciaba el año cuando llegaron noticias alarmantes al Cabildo de Monterrey. De todas partes reportaban una aridez inusual, como la de un capitán Del Valle de San Pedro y Del Guajuco, que hablaba de una sequía fuerte que limitaría las cosechas, lo que significaba que la alhóndiga de Monterrey tendría poco grano:
“José Agabo de Ayala, Capitán de Guerra de los valles de San Pedro y Santa Catarina, expone ante la sequía en que se vive en esas regiones, por tal causa se encuentran áridos y faltos de pastos, por lo cual se espera que sean muy escasas las cosechas. Se incluye oficio sobre la situación de los campos y temporales en el valle del Guajuco por el mismo José Agabo de Ayala, en su función de Alcalde mayor de ese valle.”
Reporte similar llegaba desde Río Blanco
Otra comunicación del otro extremo del Nuevo Reino, desde Río Blanco -Aramberri-, hablaba también de la escasez de productos agrícolas y “muebles” es decir ganado:
“Joseph María de Aysa, Alcalde mayor de Río Blanco, informa la situación precaria que viven los temporales y campos de su Jurisdicción, debida a la sequía que azota la región y la pérdida por la mortandad de "muebles".”
La crisis provocó una reducción en el cobro de impuestos
Ante la escasez se redujeron las alcabalas (impuestos al comercio interior) para facilitar a los “vecinos y transeúntes” la compra de harina y otros comestibles:
“Decreto de la Real Hacienda sobre que en la provincia de Coahuila no paguen los vecinos y transeúntes sino el 2 % de todos los efectos y el 1 % en la harina y los comestibles que hasta ahora hayan pagado alcabala. Antecede el parecer fiscal sobre la solicitud de los vecinos de la villa de Santiago de la Monclova, fundada en que su población está mas expuesta que las de Parras y Saltillo a las irrupciones de los indios. México, 15 de enero de 1785.”
Interviene el virrey De Gálvez y Madrid para proteger los productos alimenticios
Al tenerse noticia en la Ciudad de México de escasez de alimentos en el Nuevo Reino de León, el virrey Bernardo de Gálvez y Madrid -Conde de Gálvez-, ordenó que no se sacaran productos agrícolas, y el gobernador envió la orden del Virrey a todos los alcaldes del Reino:
“El Gobernador del Nuevo Reino de León, Vicente González de Santianez, envía circular a los Alcaldes mayores de la Cordillera de Guajuco, Pilón, Labradores, Río Blanco, Linares, Cadereyta, y la de Pesquería Grande, Salinas, Boca de Leones, Sabinas, sobre la extracción del maíz para combatir la escasez en la Provincia. Por orden del Virrey de la Nueva España, Conde de Gálvez.”
Avisan al alcalde Ignacio de Jesús García que no llegarían alimentos
de San Pedro y Santa Catarina
El alcalde de Monterrey recibió noticia de que no se recibiría alimentos de Santa Catarina y San Pedro, pues la cosecha solo había producido para el autoconsumo.
“José Agabo de Ayala comunica sobre las diligencias tomadas a los graneros de los Labradores de los valles de Santa Catarina y San Pedro, en relación a su Superior orden, de los cuales no halló mas que para el sustento de los mismos cosecheros.”
Se organiza la sociedad reinera para apoyar con alimentos a los pobres
Algunos miembros de la sociedad reinera empezaron a organizar campañas de ayuda alimenticia para los pobres:
“El Bachiller Mariano Joseph Monzón, comunica al Gobernador Vicente González de Santianez que enterado de la piadosa obra iniciada por él para proveer a los pobres de maíz, a causa de la escasez que hay en la Provincia, se sirve a apoyar esta medida, para lo cual cooperará con la causa.”
La sequía aumenta la peligrosidad de las tribus salvajes
La sequía no solo afectaba a la comunidad novohispana, sino también a los indios bárbaros. Los campos y ríos estaban secos y no había presas ni frutos silvestres, por lo que aumentaron los ataques a las poblaciones castellanas; en respuesta se reforzaron las milicias contra los bárbaros:
“Oficio que acusa el recibimiento de la carta que refiere la orden del Gobernador de la Provincia, para que se prevenga el Alférez de la villa y le disponga veinte milicianos que estén en alerta de los ataques de los indios. Dado por el Alcalde mayor de Salinas, Joseph Santiago de Villarreal”.
Linares también informa de la escasez
De Linares también llegó la noticia de la escasez:
“Blas José Gómez de Castro, alcalde mayor de Linares, las diligencias de las declaraciones tomadas que se ha tomado del vecindario en referencia a la existencia del maíz. También, la envía la noticia de la tranquilidad que hay en la Misión a su cargo.”
Las regiones tradicionalmente productivas piden grano para su consumo propio
Aquí vemos cómo las regiones productoras avisaban que no había producción y por el contrario a lo acostumbrado, pedían apoyos para sobrevivir:
“Joseph María de Aysa, Alcalde mayor de Río Blanco, informa… sobre el requerimiento de maíz, del cual no notifica que no se tiene ninguno”.
Asaltan Vallecillo los salvajes y matan a dos pastores
De Vallecillo también llegaron noticias de ataques de indios a un atajo de ganado, que dio por resultado la muerte de dos personas:
“Alcalde mayor del Real de San Carlos de Vallecillo, Juan Eduardo de la Santa, informa al Gobernador del Nuevo Reino de León, las novedades de los indios "[várvaros]" sic, en su Jurisdicción, los cuales han matado a dos pastores en las inmediaciones de Mojarrillas, cerca de Iguanas.”
La ciudad de Saltillo quiso enviar alimentos, pero su gobernador lo impidió
De la vecina Coahuila llega la noticia de que el Cabildo de Saltillo proponía enviar maíz al Nuevo Reino de León, pero el gobernador ordena que no se envíe maíz mientras no sean satisfechas las necesidades de todos los pueblos coahuilenses:
“El Cabildo de Saltillo solicita al Gobernador de la Provincia, le sugiere que se permita sacar maíz de la Provincia, y de esta forma no se rompan las buenas relaciones entre esta Villa y el Nuevo Reino de León. Villa del Saltillo, 6 de diciembre de 1785, 1 foja; En carta posterior, el Gobernador le remite que no podrán salir de la Provincia, los maíces sin que se abastezcan los lugares y Reales de Minas de esta Jurisdicción”.
Un año después de terminada su responsabilidad de alcalde, Ignacio de Jesús García murió en Santa Catarina, no se sabe si su deceso fue provocado por una deficiencia nutricional o por enfermedad gástrica.
José Bruno Barrera, Alcalde Segundo. 1785
El alcalde segundo José Bruno Barrera venía de una familia ganadera de las Sabinas -hoy Sabinas Hidalgo- se desempeñó bien y con discreción. Le tocó obedecer algunas órdenes no muy ortodoxas.
Solicita el Clero al alcalde segundo Bruno Barrera que detenga a un soldado
El siguiente documento explica cómo se respetaba la jerarquía, y la existencia de una relación entre la justicia religiosa y la justicia civil. Uno de los sacerdotes de la Catedral de Monterrey (recordemos que Monterrey era sede interina del Obispado de Linares desde 1777) pidió al alcalde segundo le ayudara a capturar un soldado del presidio de Monterrey que había desertado al ser descubierto tratando de contraer matrimonio ilegalmente.
“El Bachiller Joseph Sánchez de Luque, solicita al Gobernador de la Provincia le informe sobre los presos que se fugaron de la Real cárcel el veintiocho de marzo, y particularmente sobre Pablo María García, soldado de la Compañía Presidiaria de Monterrey, por su intentado delito de segundo matrimonio, ya que había estado casado en Parras. Se anexa oficio donde se certifica el recibimiento del anterior oficio por parte del Gobernador al referido Bachiller Sánchez.”
Ordena el Tribunal de la Acordada al alcalde segundo Barrera, el traslado
de tres reos peligrosos
Esta es otra inusitada instrucción, ahora del Real Tribunal de la Acordada y del Juzgado Privativo de Bebidas Prohibidas con asiento en la Ciudad de México. Se instruye el traslado con mucho cuidado de tres peligrosos delincuentes ‘de partido en partido y justicia en justicia’, es decir, que no podían pernoctar en el monte, sino en las cárceles de los pueblos por donde pasarán:
“Exorto librado por José Francisco García Guerra, Teniente Provincial del Real Tribunal de la Acordada y del Juzgado Privativo de Bebidas Prohibidas de este Reino, para que José María Acosta, José Macedonio Escobedo e Igancio Tala, acusado de robo de cantidad de pesos al señor Cura de la villa de Cerralvo, sean conducidos "de partido en partido y justicia en justicia", hasta las reales cárceles del Tribunal, en México.”
Bruno Barrera terminó de alcalde segundo pero continuó
el resto de su vida desempeñando puestos públicos
Murió en la ciudad de Monterrey luego de ocupar cargos públicos toda su vida.
Juan Cristóbal de La Garza y Guerra, Alcalde Primero. 1786, el Año del Hambre.
Para el año de 1786 -el Año del Hambre- fueron electos Juan Cristóbal de la Garza y Guerra, miembro de una antigua antigua familia reinera, como alcalde primero de la Ciudad y a Antonio de Jesús Treviño cómo alcalde segundo.
“En la ciudad de Monterrey, en primero de enero de mil setecientos ochenta y seis años, estando en Ayuntamiento el muy ilustre Cabildo de ella compuesto de los señores Don Vicente González de Santianés Coronel de los reales ejércitos Gobernador y Comandante General de este Nuevo Reyno de León y Don José Joaquín Canales Regidor Alférez Real Propietario, para efecto de elegir alcaldes ordinarios y procurador síndico general, se procedió a dicha elección por mí el referido Alférez Real a impedimento legal del señor Regidor Contador de Menores Propietario Don Manuel de Sada, y con la facultad que en este caso me concede la ley, eljio y nombro por alcalde ordinario de primero voto a Don Juan Cristóbal de la Garza y Guerra y a Don Antonio de Jesús Treviño por alcalde ordinario de segundo voto”
1786 fue llamado el “año del hambre”, pues la sequía se había extendido a Coahuila y Texas, y la colonia del Nuevo Santander no se había vuelto productiva. La gente empezó a morir –literalmente- de hambre, muchos infantes murieron por la pobreza alimenticia de la leche materna. Además la falta de agua limpia mataba a otro tanto de reineros de enfermedades gastrointestinales.
Ante la terrible sequía se sacrificaba el ganado común y hasta el de registro
Pese a que en ese año se sembraron más parcelas, no hubo lluvias; los ganados morían de hambre y eran sacrificados para alimento, aún los pies de cría. La situación se convirtió en una pesadilla para los reineros. Lo menos que pudo hacer el gobierno del Nuevo Reino de León y en otras provincias fue prohibir la extracción de maíz de las provincias y reservarlas para el consumo local, aunque ni para eso se completaba.
“Correspondencia enviada por el Gobernador del Nuevo Reino de León al Virrey de la Nueva España: El Gobernador del Nuevo Reino de León, Vicente González de Santianez, contesta el recibo y obedecimiento de la Superior orden en que por vía de ampliación del artículo 6 de la anterior circular que cita sobre que los Justicias no permitan extraer maíz para otras Jurisdicciones, sin dejar las suyas el necesario para el surtimiento, se sirve su Excelencia declarar, no se entiende con los dueños de ganados y semillas, pero bajo la advertencia que se expresa con las demás prevenciones que se contienen.”
Se dieron órdenes de que los campesinos no migraran a la Ciudad
La sequía provocaba que gente pobre y los indios dejaban las labores del campo y viajaban a la ciudad; por lo que se encargó a los alcaldes que evitaran la migración:
“Oficio dado por el Gobernador del Nuevo Reino de León en el que acusa al Virrey de la Nueva España, Conde de Gálvez, el obedecimiento del Bando en que repite y encarga lo prevenido en el artículo 17 de la circular sobre los medios de evitar que las pobres gentes, y en especial los indios, desamparen sus Pueblos o Haciendas con el motivo de la calamidad del año con los demás que expresa. Monterrey, 15 de abril de 1786, 3 fojas”.
Se consumía hasta los granos para sembrar
Como ya se dijo, el maíz a repartir no solo era para alimento sino para la siembra de la siguiente cosecha, el virrey envió una carga de maíz para semilla. Pero el hambre obligaba a adelantar la entrega de maíz a una tribu en particular y otros campesinos.
“Oficio dado por el Gobernador del Nuevo Reino de León en el que acusa al Virrey de la Nueva España, Conde de Gálvez, el obedecimiento del Bando en que dispensa por este año el cumplimiento del Artículo 11 del Bando permitiéndose pueda anticipar a los indios Gañamas, y que a los hombres del campo se les da la razón en especie de maíz, como se previene en la referida circular”.
Se recibieron piloncillo y harinas de Cuba y de la Isla la Española
(hoy República Dominicana).
El alcalde Garza y Guerra participó en la repartición de esos apoyos, pero con todo y eso, las muertes siguieron; la escasez era tal que no era posible alimentar a los reos en las cárceles:
“Oficio dado por el Gobernador del Nuevo Reino de León en el que acusa al Virrey de la Nueva España, Conde de Gálvez, el obedecimiento del Bando para la liberación de ochenta y cinco piezas de indios vagos que estaban presos en esa ciudad. Monterrey, 24 de junio de 1786”
A mediados de año del hambre, el gobernador del Nuevo Reino de León avisa al virrey que aún no mejoraba la situación y se requerían más apoyos.
“Cuaderno que contiene cinco partes (número 32, 33, 34, 35, 36) que dirige Vicente González de Santianez, Gobernador del Nuevo Reino de León al Virrey de la Nueva España:
2) Oficio dado por el Gobernador del Nuevo Reino de León en el que remite al Virrey de la Nueva España, Conde de Gálvez, las noticias de temporales y cosechas que se deben presentar cada seis meses, y que en los últimos seis meses del año anterior fueron escasas las lluvias y las cosechas medianas de maíz y frijol, así como de la falta de pastos que han provocado la muerte de ganado. Monterrey, 28 de enero de 1786,”
Llegan más semillas para cultivar maíz, pero sin lluvia todo era inútil
Llegó una nueva remesa de semillas para cultivo que el alcalde Garza y Guerra debió repartir entre los agricultores de la ciudad y comarca de Monterrey, pese a esto seguía sin llover y por tanto era inútil la siembra,
“El Gobernador del Nuevo Reino de León, notifica al Virrey de la Nueva España, Conde de Gálvez, el obedecimiento a la Superior orden par a auxiliar a los Colectores de diezmos contra los que se resistan entregar en especie, los que adeuden semillas, para que estas se "menuden" a los pobres, sin alterar los precios corrientes, como se ha dispuesto en México por el Cabildo Eclesiástico. De la misma forma, se le manifestó al Obispo y se le dio copia para los motivos que refiera. Monterrey, 28 de enero de 1786, 4 fojas;”
No hay datos certeros de donde murió Juan Cristóbal de la Garza y Guerra.
Antonio de Jesús Treviño, Alcalde Segundo. 1786
El alcalde segundo, era de una familia antigua reinera, con origen en los propios fundadores, y muchos de los crímenes que juzgó fueron relacionados con el hambre.
Concluyó el alcalde segundo Antonio de Jesús Treviño que la muerte
de un pastor fue suicidio
Vemos el suicidio de un pastor, seguramente ante la pérdida de su forma de vida, se mató con un belduque (Cuchillo grande de hoja puntiaguda)
“Diligencias practicadas de oficio sobre la muerte de Pedro el pastor, vecino del Guajuco, por haberse matado solo con un belduque.”
Juzgó también el alcalde segundo el asalto con la muerte de un criador de cerdos:
“Exhorto librado por el señor gobernador don Vicente González de Santianez al justicia del Saltillo, pidiendo la causa criminal del reo Vicente García por la muerte que perpetró en la persona de José Antonio, el marranero, en aquella Villa.”
Quien fuera alcalde segundo, Antonio de Jesús Treviño, murió en Monterrey
El Fin de la Sequía
A finales del año de 1886 llovió. En ese momento renacieron las esperanzas e inició el fin del hambre. Sin embargo, una tragedia de esa magnitud no desapareció de la noche a la mañana, pues no había semillas para sembrar, ni pies de cría para reiniciar rebaños.
La corona española le apuesta a la recuperación de Monterrey
La sociedad reinera solicitó de nuevo apoyo a la corona, que envió grandes cantidades de dinero para adquirir semillas y píes de cría desde lugares tan lejanos como Sinaloa y Oaxaca.
El saldo mortal fue de entre el 12% y el 18% del total de la población
Así que el hambre terminó hasta mediados de 1787, cuando se levantaron las primeras cosechas. No hay estadísticas locales de la mortandad, pero a nivel Nueva España se calcula que alcanzó entre el 12 y el 18% de la población dependiendo de las regiones.
Estos tres alcaldes les tocó luchar contra un elemento natural, la sequía, que el hombre no puede solucionar por ningún método artificial. La ciudad sobrevivió a la escasez y luego la hambruna. Podía ser fácil despoblarla y migrar al centro del virreinato, a las Antillas o la propia Península, pero esta fue una prueba más del heroísmo y resiliencia de los reineros.
La sequía se movió a Texas y a Nuevo México; pero Coahuila y el Nuevo Reino de León apenas estaban recuperándose; sin embargo recibieron ayuda del Reino de Michoacán de Sonora y Sinaloa.
Si los regiomontanos vencimos al año del hambre, seguramente venceremos
la actual sequía. Ahora somos muchos más, pero tenemos más recursos
económicos y tecnológicos
Para 1800 el clima ya se había restablecido en los dominios españoles. Esta es una lección que no debemos olvidar, pues actualmente estamos en una condición similar a la vivida en El Año del Hambre.
FUENTES
ARCHIVO HISTÓRICO DE MONTERREY
COLECCIÓN CORRESPONDENCIA
VOLUMEN 128 EXPEDIENTE 1 FOLIO 1
VOLUMEN EXPEDIENTE 125 1 FOLIO 10
VOLUMEN EXPEDIENTE 125 1 FOLIO 11
VOLUMEN EXPEDIENTE 125 1 FOLIO 12
VOLUMEN EXPEDIENTE 124 1 FOLIO 13
VOLUMEN EXPEDIENTE 125 1 FOLIO 13
VOLUMEN EXPEDIENTE 125 1 FOLIO 14
VOLUMEN EXPEDIENTE 124 1 FOLIO 19
VOLUMEN EXPEDIENTE 123 1 FOLIO 2
VOLUMEN EXPEDIENTE 124 1 FOLIO 20
VOLUMEN EXPEDIENTE 124 1 FOLIO 26
VOLUMEN EXPEDIENTE 124 1 FOLIO 28
VOLUMEN EXPEDIENTE 124 1 FOLIO 29
VOLUMEN EXPEDIENTE 124 1 FOLIO 31
VOLUMEN EXPEDIENTE 124 1 FOLIO 33
VOLUMEN EXPEDIENTE 124 1 FOLIO 37
VOLUMEN 124 EXPEDIENTE 1 FOLIO 36
VOLUMEN 124 EXPEDIENTE 1 FOLIO 39
VOLUMEN 125 EXPEDIENTE 1 FOLIO 4
VOLUMEN 124 EXPEDIENTE 1 FOLIO 43
VOLUMEN 123 EXPEDIENTE 1 FOLIO 1
VOLUMEN 123 EXPEDIENTE FOLIO 38
COLECCIÓN PROTOCOLOS
VOLUMEN 19 EXPEDIENTE 1 256 NO129
VOLUMEN 19 EXPEDIENTE 1 264 NO 132
COLECCIÓN CAUSAS CRIMINALES
VOLUMEN 25 438
VOLUMEN 25 436
VOLUMEN 26 454
COLECCIÓN ACTAS DE CABILDO
1º de enero de 1874
1º de enero de 1875
1º de enero de 1876
EL HAMBRE EN LA NUEVA ESPAÑA DEL SIGLO XVIII, MATILDE SOUTO MANTECÓN, INSTITUTO MORA
Los alcaldes de Monterrey. Décima quinta parte, Leopoldo Espinosa Benavides.