El ser humano, como criatura gregaria, requiere comunicarse con los miembros de su grupo y con otros grupos humanos para su conciencia o combate. En millones de años de evolución los homos pasaron de lenguaje de gruñidos, a gritos y señas, hasta que finalmente hace 1.3 millones de años se articuló un lenguaje con gramática y sintaxis. Con ello la comunicación entre individuos en contacto directo quedó asegurada.
Cuando el hombre pasó de la vida nómada a la sedentaria, y luego a la aldeana -entre 20 mil y 4 mil años antes del presente, según la región del mundo- además de la comunicación individual se ocupaba comunicación masiva. Los casos en donde toda la nación se concentraba en una sola ciudad -Atenas o Tzintzunzan- con un pregonero bastaba.
Pero al evolucionar de aldeas y ciudades-estado a señoríos, es decir, territorios dominados por un solo señor con varios núcleos de población, se requirieron conductos para comunicar y trasmitir noticias, órdenes de gobierno, alarmas, recados familiares, e invitaciones.
Las primeras comunicaciones eran sólo caminos o rutas seguras con rumbo al lugar deseado. Aunque existían otros medios de comunicación rudimentarios: flechas -sin punta, paz; con plumas blancas, fiesta; con plumas rojas, declaración de guerra-, y palomas mensajeras en ciertas civilizaciones, pero no había seguridad en la recepción. También los tambores y señales de humo que, además de limitación por la distancia, otros elementos podían impedir su transmisión.
El sistema de comunicación más seguro y eficaz de la antigüedad hasta el principio de la edad moderna -Siglo XIX- fue el correo, utilizando un propio que llevara el mensaje escrito de un lugar a otro. En la edad moderna las comunicaciones de ondas eléctricas y ahora electrónicas revolucionaron las comunicaciones.
Monterrey es cimiento de las comunicaciones nacionales
Las comunicaciones son un importante elemento en el desarrollo de la humanidad. La existencia de buenos sistemas de comunicaciones determina el grado del desarrollo de un país. En México la Ciudad de Monterrey ha sido pieza clave, pues entre otros rubros destaca en las comunicaciones terrestres, radiofónicas, televisivas, aéreas, digitales y periodísticas. En esta serie de artículos veremos cómo nacieron algunos modos de comunicación que Nuevo León ha aportado al progreso nacional.
El inicio de las comunicaciones en Occidente
Para iniciar, debemos remontarnos a la época de la caída del Imperio Romano en el siglo V, hasta el medievo del siglo XV, cuando la desordenada Europa se reorganizó en el Sacro Imperio Romano Germánico, el Imperio Carolingio y el Imperio Español. Estos regímenes políticos erigieron diversos sistemas de comunicación que incluían: cartas, paquetes, y propios con mensajes y comunicados oficiales, pero siempre se dudaba de la confidencialidad de la correspondencia.
Ante este problema, los reinos europeos gobernados por la casa Habsburgo, delegaron el manejo del correo -único sistema de comunicación confiable- a la noble familia Thurn y Taxis, cuya estirpe fundó en el siglo XV un sistema de servicio postal que, para el siglo XVIII ya tenía 20 mil empleados en Europa. Sin embargo, cuando llegó a gobernar la familia Borbón, decidió comprar este negocio para comunicar todos sus territorios. Así que la empresa Thurn y Taxis vendió, se redujo y concentró en Alemania, donde alcanzó a emitir sus propios sellos postales hasta que Prusia estableció su gobierno en Frankfurt -donde estaba la sede-, y la compró toda en 1867.
El origen de los actuales taxis
Abro paréntesis para encomiar la huella histórica dejada por Thurn y Taxis, pues su marca y escudo de colores amarillo y negro, siguen presentes en Europa y en todo el mundo, al seguir llamándose los vehículos de transporte público de alquiler, color amarillo y negro: Taxis. Cierro el paréntesis para volver a la historia.
España probó el modelo de las concesiones de Correo Mayor, otorgándole en 1505 la más importante a Francisco de Taxis que, ya dijimos, tenía la experiencia de haber manejado el sistema postal de Italia, Bélgica, Austria, y algunas ciudades del norte de Europa.
En tal virtud, Francisco de Taxis recibía y distribuía toda la correspondencia oficial a cambio de un pago fijo, pudiendo dar servicio también a particulares, cobrándoles sus envíos. Desde luego que las utilidades eran grandes, pero su responsabilidad lo era también, pues la secrecía de la correspondencia oficial era inviolable, y un error podría ser considerado como traición a la Corona, y se castigaba… con la muerte.
La familia Taxis monopolizó este servicio por más de dos siglos (hasta principios del siglo XVII), cuando fueron creadas las “Administraciones de Correos”, por los Borbones.
Las comunicaciones en la América prehispánica
Cuando Hernán Cortés venció al Imperio Azteca en 1521, por narraciones de los indígenas vencidos se enteró de la existencia de otros reinos. Así que se lanzó a su conquista apoyado por aztecas, tlaxcaltecas, tlatelolcas, y azcapotzalcos. Para estas conquistas los castellanos se sirvieron de una compleja red de caminos comerciales dominados por los llamados pochtecas y militares aztecas.
Por estos caminos prehispánicos los castellanos abrieron una vía libre a España, y dominaron el Reino de Michoacán y más al norte la tierra del Nayar. Al sur llegaron hasta las Hibueras -Honduras-, pasando por la tierra de los otomíes, mixtecos, la tierra de los chontales (en Tabasco) y el mayapan.
Los caminos prehispánicos llevaban al norte hasta la antigua ciudad de Chalchihuites -hoy Alta Vista- en el actual estado de Zacatecas. Pero más al norte todo era desconocido, tierras de la gran Chichimeca o la apachería. Finalmente los caminos prehispánicos conocidos fueron las rutas de comunicación y correos de la Nueva España.
Para explorar al norte los castellanos tuvieron que abrir nuevas rutas. La principal llevaba a la región del Pánuco, que era solo una pequeña guarnición cerca de otra similar en Florida llamada San Agustín.
El Correo Mayor de las Américas, y el Correo Mayor de Las Indias
El sistema del Correo Mayor resultó tan efectivo en la Península Ibérica que se replicó en las Américas. Al principio la Nueva España dependía del Correo Mayor de Sevilla, pero era difícil manejar desde allá un territorio tan extenso que seguía creciendo. Esto forzó la creación de un Correo Mayor para las Américas, y luego de un acuerdo del Monarca, con la Casa de Contratación -órgano revisor de las características de colonos y funcionarios viajeros-, y el Consejo de Indias, en 1514 se creó un Correo Mayor de Indias -que entonces eran las Islas del Caribe y las Antillas- cuyo asiento era Cuba.
Estuvo en Tacubaya el primer Correo Mayor
En 1539 el Consejo de Castilla -gabinete privado del Rey- movió el asiento del Correo Mayor a Tacubaya (capital temporal de la Nueva España mientras la Gran Tenochtitlán se convertía en la Ciudad de México). El primer teniente del Correo Mayor de Indias fue Lorenzo Galíndez de Carvajal, miembro del Consejo de Indias, cronista y biógrafo de Cortés que había conocido durante la conquista gran parte del territorio y los caminos. Finalmente el Correo Mayor se asentó en la Ciudad de México.
Galíndez, junto con la Armada Española, eran los responsables de la seguridad de todo lo que llegaba de Sevilla a Veracruz y su distribución a todo el virreinato, y viceversa; y de embarcar lo que provenía del virreinato por Veracruz hasta su llegada a Sevilla.
Las comunicaciones estaban restringidas por la red de caminos
Al expandirse la Nueva España al norte, se estableció una red de caminos que funcionaban en dos ejes; el más importante era de oriente a poniente -de Veracruz a Acapulco- teniendo como centro la Ciudad de México, que conectaba la Península Ibérica con las Filipinas.
Y el segundo camino que igual partía de la Ciudad de México rumbo al sur por el llamado “Camino Real” se internaba en el Reino de Guatemala, y rumbo al norte conocido como “Camino de Tierra Adentro” que llegaba a Zacatecas y luego a Santa Fe de Nuevo México, que no era muy utilizado en estas latitudes nórdicas.
La Sierra Madre Oriental impedía el avance y comunicaciones al norte
De estos dos caminos principales se derivaban los secundarios y terciarios, y luego las veredas cubrían todo el territorio novohispano, claro, hasta donde los accidentes geográficos permitían el avance. Por ello la colonización del noreste parte de la provincia del Pánuco -hoy Tampico- pues las rutas mesoamericanas llegaban sólo hasta Tamtok, capital de los Huastecos -municipio de Tamuín, San Luis Potosí-, porque la Sierra Madre Oriental obstaculizaba el avance de los castellanos.
Así que, para franquear la Sierra Madre Oriental, el rey Felipe II, por recomendación del virrey Antonio Sebastián de Toledo Molina y Salazar, II Marqués de Mancera, ordenó al alcalde de la provincia del Pánuco, Luis Carvajal y de la Cueva, que fuera a encontrar un camino directo de ese puerto a Mazapil, Zacatecas.
La histórica expedición de Carvajal
Se realizó la expedición, pero no fructificó lo esperado, pues el camino de Pánuco a Zacatecas terminó construyéndose siglos después por la ruta de Ciudad Valles, San Luis Potosí. Sin embargo, tres de aquellos expedicionarios: Alberto del Canto, Luis Carvajal y de la Cueva y Diego de Montemayor participarían en el descubrimiento europeo Del Valle de Nueva Extremadura (asiento de la Ciudad de Monterrey). De estos tres personajes, quien consiguió un asiento permanente fue Montemayor.
Otro aspecto positivo de la mencionada expedición fue el descubrimiento de un Abra en la Sierra Madre que conecta el Altiplano Mexicano con la llanura costera del Golfo. En la salida del altiplano está Saltillo y en la puerta de la llanura, Monterrey; aún hoy por esa Abra se viaja a Saltillo y al centro del país.
El mejor producto de la expedición fue la localización del Abra
Esta Abra entre el Altiplano y la llanura costera del Golfo apresuró la fundación de Saltillo en 1572 y Monterrey de 1596 (tras dos intentos fallidos) y desde luego su incorporación a la ruta del Correo Mayor. Entre San Miguel el Grande -San Miguel Allende, Guanajuato- y San Luis Potosí, en el punto conocido como El Jaral nacía otro Camino Real que pasaba por Venegas y Matehuala, San Luis Potosí (capital), y de ahí a Saltillo, y mediante el Abra, a Monterrey. Con ello el Refugio -hoy Matamoros-, Texas, Luisiana, y Florida quedaban conectados por tierra con el resto del virreinato.
Las comunicaciones en el Nuevo Reino eran las mejores pero peligrosas
Aún Santa Fe de Nuevo México era más accesible por los largos caminos del Nuevo Reino de León, Coahuila y Texas, con esporádicos oasis, que por Zacatecas, cruzando el Gran Desierto del Norte. Pero desde aquellos tiempos -hasta la actualidad- los caminos de todo el noreste eran peligrosos. Sólo en el Nuevo Reino de León unas trescientas tribus de indígenas de diferentes grados de agresividad veían en las posesiones de los castellanos un botín fácil.
La función de Monterrey no era -al principio- la prosperidad económica
Monterrey fue la frontera con la nada; servía de protección del virreinato de una hipotética amenaza de los piratas, y para una posible expansión al norte. Fue Martín de Zavala quien atrajo inversión ganadera y agrícola, con lo que Monterrey y el Nuevo Reino de León empezaron a destacar económicamente. Las miles de cabezas de ganado que vinieron del centro del virreinato, se comercializaban en la Feria anual de Saltillo. En esos tiempos empezaron a transitar los convoyes -grupos de carretas grandes tiradas por una docena de bueyes o mulas- que transportaban mercancías, correspondencia, y pasajeros, conducidos por arrieros y resguardados por soldados.
Martín de Zavala había llegado en 1625 a Monterrey procedente de España, para asumir la gubernatura del Nuevo Reino de León, con un documento expedido por la Casa de Contratación. Aunque inició su gobierno con el pie izquierdo porque una de sus primeras acciones fue cambiar fugazmente el nombre de Monterrey por el de Villa de Cerralvo para agradar al virrey Rodrigo Pacheco y Osorio, III Marqués de Cerralbo.
La tardanza en las comunicaciones
Fue hasta 1627 cuando por el Correo Mayor llegó oficialmente el nombramiento de Martín de Zavala. Este nombramiento emitido por el rey se enviaba al Cabildo para que le diera la “vara de justicia” es decir, el elemento físico (semiótico) de poder, el Cetro que lo distinguía como gobernador. Su nombramiento era vitalicio y podía ser heredado a un hijo, pero como Martín de Zavala no tuvo hijos, la concesión de nombrar sucesor se perdió.
Para cumplir con el protocolo, Martín de Zavala solicitó una sesión de Cabildo, cuerpo colegiado que practicó un ritual muy monárquico, tratando al documento real – el nombramiento de Zavala- como si fuera una representación del Rey, besando el papel y poniéndolo sobre su cabeza: he aquí el texto del Acta de Cabildo.
“En la villa de Cerralvo (nombre temporal de Monterrey) cabecera de la gobernación del Nuevo Reyno de León, en primero día del mes de enero de mil y seiscientos y veinte y siete años. Estando en cabildo como se suele acostumbrar, el cabildo, justicia y regimiento desta dicha villa, el señor don Martín de Zavala, alguacil mayor, gobernador y capitán general deste dicho reyno y sus provincias por Su Majestad, presentó su real título y nombramiento que en Su señoría hizo de tal alguacil mayor por los dias de su vida y después de ella, un hijo suyo heredero y desta dicha villa y reyno, y pidió ser recibido al uso del dicho cargo y por el dicho cabildo visto el dicho real título, dijeron que como mandato de su rey y señor natural poniéndole sobre su cabeza y besándolo con la reverencia que se debe, se guarde y cumpla como en el dicho título se contiene y como a tal alguacil mayor le entregaron la vara de la real justicia y le recibieron y admitieron en el dicho cabildo y lo firmaron de sus nombres.Todos Diego de Montemayor.”
Una comunicación de Europa podía tardar años en llegar
La llegada del nombramiento oficial del gobernador evidencia el largo tiempo que podía tomar el traslado de un documento oficial. Martín de Zavala se había hecho cargo del gobierno del Nuevo Reino en 1625 apoyado en un pase emitido por la Casa de Contratación de Sevilla que, por orden del Rey, autorizaba su salida de España a la nueva España. El documento incluía a otros sujetos y una media filiación suya de Zavala; aquí algunos de sus fragmentos:
“A los Presidentes y (ilegible) oficiales de la Casa de Contratación Yo, os mando dejar salir a la Nueva España a don Martín de Çavala a quien e mandado tomar asiento sobre la gobernación de la población del Nuevo Reino de León… ocho de mayo de mil y seis cientos y veinte y cinco= Yo el Rey= por mandato del rey= nuestro Señor=”
Este documento daba permiso a Martín de Zavala de ingresar a la Nueva España, pero dejaba claro que debía “tomar asiento sobre la gobernación” y hasta 1627 llegó el nombramiento oficial por la vía del Correo Mayor.
Las primeras comunicaciones en el Nuevo Reino de León eran terrestres
En el siglo XVII se abrieron caminos secundarios que llegaban a Cerralvo, Agualeguas, Boca de Leones en el Nuevo Reino de León y a Candela, y el Nuevo Almadén (provincia de Coahuila).
Aunque había vías de comunicación marítimas de Cabotaje que recorrían toda la costa del Golfo para descargar sus mercancías en Veracruz de donde partían a Europa o por tierra a la Ciudad de México, eran poco utilizadas por los reineros debido a la agresividad de los nativos de la colonia del Nuevo Santander, hoy Tamaulipas. Era más fácil viajar a México y luego a Veracruz para embarcarse, que ir al Refugio (Matamoros) o Pánuco (Tampico) y tomar una embarcación a Veracruz.
La confidencialidad de la correspondencia era casi sagrada
En 1730 con la fundación de San Antonio del Béjar, se extendió el Camino Real hasta este poblado texano y posteriormente hasta Nacogdoches, frontera con la Luisiana Francesa. Por estas rutas operaba el Correo Mayor, siempre con el principio de la confidencialidad de la correspondencia, que era celosamente guardada como se advierte en estos juicios penales ventilados en el Nuevo Reino entre 1740 y 1749.
“1.- Legajo 12: Comprende las causas formadas desde el año de 1740 a 1749 que son los siguientes… Causa criminal en contra del capitán Don José García de Ávila, por haber descaminado un correo y quitarle las cartas a un correo de Don Domingo Guillén…”
Los costos del sistema de correos
El sistema de Correos Mayores concesionado se volvió caro para la Corona pues en el año 1750 un mensajero cobraba 16 pesos de oro común por cada 20 leguas recorridas; 20 pesos por 25 leguas, y 25 pesos por 30 leguas. Esto significaba que por día, un conductor de correos novohispano recorriendo en promedio 20 leguas a caballo, había que pagarle 20 pesos, y en las regiones serranas más, pues el cálculo era distinto, porque se realizaba en mula.
Las reformas Borbónicas suprimieron la concesión del correo
Así que cuando llegaron las Reformas Borbónicas se modificaron muchas cosas, entre ellas, suprimir la concesión del Correo Mayor y el establecimiento de La Real Administración de Correos, con burócratas a sueldo fijo.
El correo seguía siendo el único medio de comunicación, pero funcionaba con postas u oficinas locales. Al llegar la correspondencia del servicio postal se mudaba de bestias de carga y se seguía el camino a la siguiente posta, hasta llegar a la costa, donde se embarcaba en las rutas de la armada española .
Para 1800 se calculaba que una carta tardaba unos ocho meses en llegar de Madrid a Manila; 3 meses de Madrid a México; y tres meses de Madrid a Guatemala. De la Ciudad de México a Veracruz se tardaba 3 días; un mes de la Ciudad de México a Guatemala; veinte días de la Ciudad de México a San Antonio del Béjar; y un mes a Santa Fe de Nuevo México.
Utiliza Cabildo el correo para solicitar un reconocimiento por derrotar a Mina
El correo daba servicio para fines públicos y privados. Veamos un ejemplo donde el Cabildo de Monterrey utiliza el correo para pedir al Virrey que reconozca al alcalde reinero Francisco Bruno Barrera y al comandante de las Provincias Internas de Oriente Joaquín de Arredondo por su victoria en el combate al “Rebelde (Javier) Mina”:
“En la ciudad de Monterrey a los dos días del mes de abril de mil ochocientos diez y ocho: Juntos en Cabildo Extraordinario los Señores don José Luis de la Garza, Alcalde Ordinario de Segunda Elección y Presidente por ocupaciones del Señor Capitán don Francisco Bruno Barrera que lo es de Primera Elección, y Gobernador Interino de la Ley en ausencia del propietario:… don Francisco Bruno Barrera (…) Alcalde Ordinario de Primer Voto (…) con lo que se ha visto tomar esta Ciudad el lustre con que se halla; nada menos que se ve casi concluidos la que se creía insuperable empresa de los emprendedores: (…) en muy pocos días puso en marcha el ejército del Señor Comandante General dirigido a Soto la Marina para batir al rebelde Mina, con tal fino, prontitud y celo en términos que aún el mismo jefe quedó reconocido, siendo lo más notable no haber causado en la Provincia extorsión alguna que en semejantes casos parece indispensable con otros muchos méritos y servicios que manifestó; en consecuencia de lo que (…) una representación al Excelentísimo Señor Virrey recomendando los méritos y servicios del referido Señor Capitán (…) por ser justa recompensa de aquellos, debiendo advertir que igual recomendación tiene hecha a su favor el Señor Comandante General de estas Provincias: (…) encargado de presentar en este Cuerpo el Señor Regidor don Juan Bauptista (Bautista) de Arispe (Arizpe) …”
Los comunicados oficiales eran ‘más rápidos’
Las emergencias militares agilizaban las comunicaciones. El virrey Calleja envió de la Ciudad de México un comunicado al rey Fernando VII informándole el “estado que guardaba la revolución” (Independencia), y el proceso de ida y vuelta con la respuesta tomó del 14 de diciembre de 1813 al 15 de marzo de 1814.
Sin embargo, el servicio de correo, como principal medio de comunicación sufriría una gran transformación con la consumación de la Independencia el 27 de septiembre de 1821.
Continuará…
FUENTES
ARCHIVO DE MONTERREY
COLECCIÓN Actas. 1 de Enero de 1627, 2 de abril de 1818
COLECCIÓN Principal volumen 17 expediente 1
Archivo General de Indias ES.41091.AGI/23//ESTADO,31,N.20
Archivo General de Indias, CONTRATACION,5391,N.45
Cayetano Alcázar, Historia del correo en América, Madrid, 1920.
John Allen, Post and Courier Service in the Diplomacy of Early Modern Europe, The Hague, 1972.
Espinosa Benavides Leopoldo, De Última Hora, periodismo de Nuevo León, Fondo Editorial de Nuevo León, 2010.
Chantal Cramaussel, El camino real de tierra adentro. De México a Santa Fe, Rutas de la Nueva España, Michoacán, El Colegio de Michoacán, 2006.