En el texto anterior estudiamos los Puentes construidos hasta el gobierno de Pedro Zorrilla Martínez. Enlistamos los edificados con recursos federales como el de Félix U. Gómez; los financiados por Ferrocarriles Nacionales de México, tal como el de Madero frente a la Cigarrera La Moderna y el de Gonzalitos y Pablo A. González. Evocamos el ingreso de la Ciudad a la era de las soluciones viales con pasos a desnivel, y los primeros puentes gemelos sobre el Río Santa Catarina, así como el Conjunto Vial Gonzalitos. Los puentes RUBE, Guadalupe, Revolución y el nuevo puente San Luisito.
Ahora veremos los principales Puentes viales erigidos en el sexenio de Don Alfonso Martínez Domínguez. En esta parte de su historia, la Ciudad ya no monopolizaba la construcción de Puentes, pues los municipios metropolitanos habían crecido mucho y con ellos sus necesidades de soluciones viales, por lo que en sus comarcas se edificaron Puentes, tanto en cruceros peligrosos de avenidas con las vías del tren, así como en los de alta carga vehicular.
Por eso en esta etapa pareciera disminuir el crecimiento del número de Puentes, cuando en realidad aumentó, pero recuerde usted que nosotros sólo historiamos los fincados dentro del límite territorial de la Ciudad de Monterrey. Durante el periodo estudiado hubo varias crisis económicas nacionales que recortaron las inversiones en obras públicas. Sin embargo, la construcción de Puentes -a menor ritmo-, continuó, pues uno de los mayores problemas de nuestra ciudad es el enorme parque vehicular.
La Macroplaza catapultó el desarrollo urbanístico de Monterrey
Desde los tiempos de Rangel Frías, Elizondo y Zorrilla se inició la apertura de grandes avenidas con Puentes y pasos a desnivel, y durante el gobierno de Alfonso Martínez Domínguez se dio el salto a la modernización urbanística del Área Metropolitana, construyendo los Puentes que se requirieron para tal propósito.
Alfonso Martínez Domínguez nació en Monterrey, y debido a su temprana orfandad, vivió desde muy jovencito en la Ciudad de México, por lo que su visión era cosmopolita. Cuando llegó a gobernar nuestro estado (1979-1985) ya traía consigo un oficio político innegable que aplicó en la consecución de apoyos locales y nacionales.
Fue regente del Distrito Federal de 1970 a 1971, faltándole tiempo para consumar sus grandes planes, por lo que, cuando gobernó Nuevo León traía la cabeza plena de ideas y las manos llenas de proyectos. Una de sus primeras declaraciones fue que la nuestra era una “Ciudad sucia y chaparra”, preparando su gran idea que inició a planear desde que contrató a la ingeniera Angelita Alessio Robles para coordinar el diseño de la Macroplaza, obra que terminó siendo el sello distintivo del gobierno de AMD.
Es imposible imaginar a Monterrey sin la Macroplaza, icónica obra que debiera llevar su nombre en reconocimiento al esfuerzo que representó tumbar -sin problemas políticos mayores- cuarenta manzanas del mero centro de la Ciudad, que tenían el 34 % de construcciones en condiciones aceptables, y un 66% en “estado deplorable”, con vecindades muy deterioradas y algunas casas con un segundo piso.
Muchas de estas edificaciones estaban abandonadas, y además las vialidades ya estaban agotadas. Sin embargo, la magnitud y celeridad en la construcción de la obra propició que se cometieran algunas atrocidades con edificaciones históricas. Lo cierto es que se abrió un espacio que nadie imaginábamos que podría existir en el corazón de la Ciudad, modificando favorablemente su perfil urbanístico.
Se construyó una gran plaza – la cuarta del mundo- que une a los tres palacios, el federal, estatal y municipal, así como a los tres poderes del Estado, el Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Le da “cercanía” a la Catedral Metropolitana con el Templo del Sagrado Corazón, y se erigieron fuentes, monumentos, espacios culturales, dos grandes estacionamientos subterráneos, la Explanada de los héroes, el Teatro de la Ciudad, la Biblioteca, y lo más importante: le da un espacio solaz y de identidad a los regiomontanos.
Los Puentes de los túneles de la Macroplaza
En cuanto al tema que nos ocupa, como el proyecto era que la Macroplaza estuviera al mismo nivel para los peatones, las dos avenidas paralelas, Zaragoza y Zuazua, cuentan con sus respectivos Puentes que conforman sendos túneles o pasos inferiores que mantienen el mismo nivel peatonal en toda la Macroplaza.
Por esos pasos inferiores circulan los vehículos que transitan las calles mencionadas, así como los que transitan por las calles de Matamoros y Juan Ignacio Ramón de oriente a poniente. Esta superficie de rodamiento subterránea mide 700 metros lineales.
El paso a desnivel de Gonzalitos y Madero
Alfonso Martínez Domínguez tenía estrecha coordinación con los alcaldes de Monterrey, Pedro F. Quintanilla y Oscar Herrera Hosking. El primero construyó el Puente sobre la avenida Gonzalitos en su cruce con Madero, que permitió ampliar la capacidad de la primera de estas avenidas para que la obra de Zorrilla, el AIN (Anillo Intermedio), tuviera mayor flujo vehicular para la conexión con la avenida que ahora se llama Fidel Velázquez, y tomara forma el Anillo Vial Metropolitano que conecta con las avenidas Nogalar -antes Sendero Sur-, Churubusco y Constitución.
El complejo vial Universidad
Después se construirían varios Puentes que en su momento fueron sensación a nivel nacional, como parte de una espectacular solución vial de tres niveles para vehículos en el cruce de Fidel Velázquez con la avenida Manuel L. Barragán, y la de Fidel Velázquez con Avenida Universidad, en la parte norte de Ciudad Universitaria, en los linderos con el municipio de San Nicolás.
El Anillo Vial Metropolitano
Para configurar este Anillo Vial Metropolitano hubieron de pasar varios sexenios, pues al principio se trataba de unir avenidas ya construidas o como en el caso de Nogalar, se tuvo que homologar en sus dimensiones, y buscar la forma de que hubiera circulación continua. El ancho de esta avenida es en promedio cuarenta metros, por catorce kilómetros de longitud, y finalmente tiene trece pasos a desnivel, siete puentes, y en total su costo aproximado fue de 2 mil 333 millones de pesos.
El Puente en Constitución y Venustiano Carranza
Se construyó un Puente sobre la avenida Constitución en su cruce con la avenida Venustiano Carranza. Era de un solo cuerpo, pues Constitución tenía doble sentido y por lo mismo no había vuelta izquierda de poniente a oriente, así que este puente eliminó el tránsito de oriente a poniente –pues ya pasaba por encima del puente- quedando la vuelta izquierda libre.
Desde luego que esa solución no fue la definitiva, porque ese crucero siempre ha tenido una alta carga vehicular y cuando Constitución y Morones Prieto se convirtieron después en par vial, la vuelta izquierda se utiliza sólo para vehículos que transitan “en contra” de Gonzalitos a Carranza por un carril que se destina a ese pequeño volumen de usuarios, pues la mayoría transita por la avenida Constitución de oriente a poniente.
Los otros Puentes construidos por Martínez Domínguez
La administración de Martínez Domínguez remodeló el complejo vial de Gonzalitos y Constitución, así como el de Gonzalitos y Morones Prieto. Amplió el Puente de Gonzalitos en el Río Santa Catarina; construyó el Puente del paso a desnivel de Gonzalitos y la Avenida Leones, así como el de Fidel Velázquez y Ruiz Cortines.
Por la Avenida Gonzalitos se construyó un Puente para un paso a desnivel inferior que permitiera girar al tránsito que circulaba de sur a norte, a la izquierda para alcanzar la Avenida Insurgentes, quedando un espacio al nivel de la calle para colocar la estatua del Dr. José Eleuterio González.
En total el gobernador Alfonso Martínez Domínguez construyó en todo el territorio de Nuevo León, 67 puentes y pasos a desnivel, lo que es meritorio debido a la crisis económica derivada del petróleo en 1982, que restringió el flujo de recursos. Continuará…
FUENTES
INFORMES DE GOBIERNO de:
Alfonso Martínez Domínguez
Colegio de Ingenieros Civiles de Nuevo León, A. C.