En el artículo anterior vimos que las epidemias no son ajenas a la historia de nuestra Ciudad. Por el contrario, desde 1596 -año de su fundación- hasta 1602 se presentó el Cocoliztli, nombre náhuatl de una enfermedad desconocida que los reineros llamaban Tabardete, y por siglos se dijo que se trataba de Sarampión pero que, ahora se sabe, era Salmonela. Como cortesía, en las entradas de la Ciudad se instalaban fogatas encendidas de noche y de día, para advertir a los forasteros que había una epidemia.
El tema de las epidemias era recurrente. A finales de los años 50 del siglo XVII, sin conocerse de qué parte del mundo procedía, por el Puerto de Veracruz llegó e inició a extenderse la Viruela, que cabalgó con rapidez por la zona cañera de los actuales estados de Veracruz, Tamaulipas, Nuevo León, Morelos y de ahí por todo el virreinato.
Pronto se advirtió que sus principales víctimas eran los esclavos afroamericanos y los naturales del continente americano. Por excepción se contagiaban algunos europeos, lo que lleva a deducir que se trataba de una enfermedad a la que ya habían estado expuestos y por lo mismo ya tenían anti cuerpos desarrollados.
La viruela en el Nuevo Reino de León en 1660; escasea el azúcar.
En el año de 1660 esta nueva epidemia tocó las puertas del Nuevo Reino de León, entrando por la actual región citrícola. En ese año la mortandad generada por la epidemia en la zona cañera del virreinato mermó la producción de azúcar, así que el Cabildo de Monterrey decidió combatir el acaparamiento, práctica que siempre acompaña a cualquier eventoinopinado en la Ciudad:
“Otro auto en razón de vender moderadamente a los bezinos de este Reyno= exivió Joseph de Treviño alcalde ordinario; un auto de dicho cabildo para que todos los mercaderes vendan el azucar solo menudeado y causa que por el hizo dicho alcalde y dos rexidores a Juan Martín Zarco cobrando dicha condenación”
Llega la Viruela a Linares y a Tamaulipas
Para el 17 de febrero de 1661 comenzaron a darse los primeros casos de Viruela en el Nuevo Santander -Tamaulipas- y en las cercanías de San Felipe de Linares, por lo que el Cabildo de Monterrey ordenó limpiar la Ciudad para evitar aguas estancadas, y milpas “enmontadas”.
“En la ciudad de Monterrey Nuevo reyno de Leon en diez y siete dias del mes de febrero de mil y seiscientos y sesenta y un años nos el cavildo Justicia y Reximiento de dicha ciudad por su majestad dezimos… Para que adelante la demos a los que sucedieren el año que viene, pues así es justo y de justicia se debe hacer y estando presente y habiéndolo entendido exivieron un pedimento del Procurador general para la limpia de la dicha ciudad con su decreto y diligencias”
Antes que en la Ciudad, los efectos letales se manifestaron en el área rural del Nuevo Reino de León, según algunas evidencias como:
“de la ranchería de los tlempienniguo, (lenguas prietas) se murieron y no ha quedado ninguno"
"los cuatae alazapas…. se murieron y hay muy pocos... los michiaba y abayo… todos se han muerto.."
"de la dicha nación y rancheria (quiaguix-casuismo) no han quedado más de tres o cuatro personas”
En realidad desde 1660 nuestra Ciudad estaba afectada por la epidemia viral de “Viruela y otros contagios” y, en consecuencia, se tomaron medidas según costumbres y conocimientos de la época, que se reducían prácticamente a la protección de la divinidad.
Decreto importante para afrontar la epidemia
Veamos un importante Auto -un Decreto- de diciembre de 1661, para que los encomenderos -españoles a quienes se les habían asignado indios para su civilización y conversión a la fe católica-, facilitaran dos nativos para que limpiaran el camino de una procesión.
Para mejor comprensión y análisis de su alcance, dividiremos este documento en seis partes:
1.- “Nos el Cabildo, Justicia y Reximiento de la Ciudad de Nuestra Señora de Monte Rey del Nuevo Reyno de León, somos a saber Alexo de Treviño y capitán Juan de la garza falcón, alcaldes ordinarios en ella por su Majestad, y alférez, rexidores que actuamos como jueces receptores por su real pragmática….”
Es evidente que había consternación y temor, pues quien dicta el bando es el Cabildo y todas las autoridades en conjunto. Al utilizar el “Nos” en primera persona del plural es una señal de muy elevado rango o dignidad, como los usan los reyes, papas u obispos, otorgándole la más alta solemnidad.
El Cabildo se integraba por los alcaldes: “Alexo de Treviño y capitán Juan de la Garza Falcón; los regidores “Pedro de la Garza e Ygnacio Guerra” y los síndicos que no se nombran. Los Justicia son los alcaldes que eran jueces de primera instancia, Bernabé González Hidalgo, juez provincial de la Santa Hermandad que era una suerte de Tribunal, y policía itinerante para castigar el robo en despoblado.
Curiosamente dividieron el nombre de nuestra Ciudad en dos palabras: “Monte Rey” y además el uso de la ‘x’ tiene cierta libertad, que suena como /g/ en rexidores y reximiento; y luego como /j/ en Alexo.
2.- “ dezimos que por cuanto por nuestros muchos graves pecados que cometemos contra la majestad divina, ha sido servido como tan sabio de enviar a esta dicha ciudad y sus contornos, un general contagio y peste de viruelas, tabardillos, dolores de costado y otros males muy repentinos tanto a los españoles que en él habitan, como a los naturales pobres y miserables,”
Esta parte del Auto está cargada de religiosidad, pues se reconocen los “graves pecados” de los reineros, y por eso Dios los castigó con varias enfermedades. Se registra que atacó tanto al área urbana como a la rural, lo mismo a ricos que a pobres.
Las enfermedades epidémicas de ese tiempo eran:
Viruela: hoy sabemos que es un virus y para nuestros ancestros era “Grano pequeño ponzoñoso, que se eleva sobre el cutis, haciendo una puntita, que se llena de un humor acre, y corrosivo, por lo que dexa señal profunda. Dán siempre muchas, por lo que regularmente se usa en plural. Es enfermedad, que comunmente dá à los niños, y quando dá à las personas grandes es mui peligrosa, y se pega con facilidad, y mayormente à quien no ha padecido este contagio”.
Viruela significa en latín: ponzoña, veneno y de ahí toma su nombre el virus.
Tabardillo es: Enfermedad peligrosa; una fiebre maligna que arroja al exterior unas manchas pequeñas como picaduras de pulga, y a veces granillos de diferentes colores: como morados, cetrinos, etc.
3.- “a cuya causa movidos los del celo cristiano de esta república y vecinos de ella, se ha mandado decir en el convento de nuestro Padre San francisco desta dicha ciudad, un novenario de misas cantadas con su rogativa y procesión que se ha de hacer al último día de él, el cual van prosiguiendo el señor licenciado Francisco de la Cruz cura y vicario y juez eclesiástico en todo este Reyno. Y el reverendo padre discreto fray Juan de Salas, predicador y guardián de dicho convento y doctrinero de los naturales de dicha ciudad y sus contornos y demás religiosos, súbditos suyos.”
Quién era quien, en la política eclesiástica
Se recurre a todas las autoridades religiosas y se encomiende a “nuestro padre San Francisco” lo que podría interpretarse que en algún tiempo a San Francisco de Asís se le daba trato de Patrón de la Ciudad, cuando la Patrona de Monterrey es la Virgen del Roble.
Es claro que hay dos autoridades religiosas principales: El licenciado Francisco de la Cruz, quien es cura, vicario, y juez eclesiástico en todo este Reino, pues:
Cura es el “El Sacerdote destinado por el Prelado para administrar los Sacramentos, y instruir en la Doctrina Cristiana a los Fieles, que habitan en el distrito que se les señala, llamado Parróchia”
Vicario: Era el representante del obispo de Guadalajara para impartir la confirmación y otros actos.
Juez eclesiástico: que podía sancionar a todo religioso de su jurisdicción y acusarlo ante la inquisición. No podía condenar más que a multa, si fuese algo grave debía ir a Parras Coahuila, para la instrucción del juicio y sentencia.
Y el “reverendo padre discreto fray Juan de Salas, predicador y guardián de dicho convento y doctrinero de los naturales” que era el superior del Convento de San Andrés y a su cargo estaban todos los indios y pobres del Nuevo Reino, y más allá hasta Matehuala y otros lugares de la provincia franciscana
4.- “y con la desencia y autoridad debida, están pidiendo a Dios Nuestro señor mitigue sus rigores , como tan piadoso doliéndose de sus criaturas, pues son hechuras fechas a su imagen y semejanza. Y por cuanto conviene que por las partes donde ha de andar la procesión, esté escueto y limpio, ordenamos y mandamos que cada encomendero deste Reyno, envíe dos indios con sus azadones a la dicha limpia el lunes venidero, que se contarán diez y nueve del corriente, la cual se entiende por las partes donde pasan las procesiones de los jueves y viernes santos, poniendo las cruces que se han acostumbrado y para que se observe y guarde lo por nos mandado, se publique este auto decreto en día festivo para que les conste a los dichos encomenderos;”
En esta parte se da el remedio: una procesión por la misma ruta que se seguía en la Semana Santa con cruces y la ciudad arreglada, por lo que cada encomendero debía poner dos indios a disposición de la Ciudad para limpieza del camino de la procesión.
5.- El sargento Francisco Sánchez de la Barrera, brazo armado del gobernador, debía:
Hacer público el Bando, para que los encomenderos prestaran a dos naturales y que todo el pueblo supiera de la procesión. Y sancionar con un real a quien no acudiera a la procesión.
6.- “Así lo mandamos y firmamos en nuestro ayuntamiento; ciudad de Monterrey, quince de diciembre de seiscientos y sesenta y un años. Bernabé González Hidalgo, Pedro dela Garza, Alejo de Treviño, Ignacio Guerra. Publicación [al margen] En la ciudad de Monterrey en domingo diez y ocho de diciembre de mil seiscientos y sesenta y un años, publiqué el auto antecedente de los señores del cabildo, a las puertas del convento de nuestro padre San Francisco desta ciudad al salir de misa mayor de él. Testigos, Nicolás López Prieto, Diego García y Diego de Ayala, el mozo y Juan Bautista Chapa y dello doy fe. Doy fe dello. Francisco Sánchez de la Barrera. Auto. [al margen]”
Al final aparecen las firmas de las autoridades y testigos de este auto.
La epidemia menguó en el año de 1663. Sin embargo siguió cabalgando por el mundo como uno de los jinetes del apocalipsis, con la lentitud propia de aquellos tiempos, llegando en 1667 a Sonora y la Alta California, y en 1669 hasta las Filipinas.
La mutación del virus convierte a Europa en un gran panteón
Pero los virus van y vienen. Para 1676 la epidemia ya había regresado a Europa lo suficientemente mutada como para causar una verdadera tragedia en el viejo Continente donde permanecería vigente hasta el fin del siglo y mataría a cerca de 600 mil personas, en los países de la Europa Occidental.
La epidemia en Monterrey no cejó hasta finales de 1695
En el Nuevo Reino de León siguió habiendo casos y sobre todo entre los aborígenes:
" En 1695 se dice: de los guiniguios no han quedado ningunos, por haberse muerto; no han quedado más que un viejo y una vieja..."
En 1700 llega otra epidemia, ahora de dengue hemorrágico
En el año de 1700 se registró una epidemia de "cursos de sangre" al parecer dengue hemorrágico en la que murieron 22 personas, todos de nación "pauxanes".
La Tosferina azotó a la niñez reinera en 1712
Durante los meses de marzo y abril de 1712, llegó a la Ciudad la epidemia de tos en los niños (Tosferina): "22 párvulos que murieron de tos". Hay pocos datos de la Tosferina, pues en ese tiempo era muy alta la mortalidad infantil y no se ponía la suficiente atención a la causa de los decesos, por lo que el número de fallecimientos por esta epidemia pudo ser mayor.
En esos tiempos remotos los reineros vivieron años infaustos, de constantes y recurrentes crisis sanitarias. El Nuevo Reino de León y en general el planeta era realmente un lugar peligroso. Nuestros antepasados sufrían por un lado los embates de los naturales que atacaban porque se sentían desplazados de sus territorios; por otro las sequías y las inundaciones; más las terribles epidemias.
Continuará…
Fuentes
https://www.livescience.com/worst-epidemics-and-pandemics-in-history.html
LOCKE AND SYDENHAM: A FRAGMENT ON SMALLPOX (1670)
Bulletin of the History of Medicine Vol. 32, No. 4 (JULY-AUGUST, 1958), pp. 293-321 (29 pages)
Published By: The Johns Hopkins University Press
SMALLPOX AND THE INDIANS IN THE AMERICAN COLONIES, JOHN DUFFY
Bulletin of the History of Medicine Vol. 25, No. 4 (JULY-AUGUST, 1951), pp. 324-341 (18 pages)
Published By: The Johns Hopkins University Press
Archivo General de la Nación
Vito Alessio Robles "Las condiciones sociales en el Norte de la Nueva España", en MEMORIAS DE LA ACADEMIA MEXICANA DE LA HISTORIA, Vol. IV, México, 1945,
ARCHIVO HISTÓRICO DE MONTERREY, COLECCIÓN ACTAS DE CABILDO: 18 de diciembre de 1661
Un Aporte a la Historia del Léxico Médico en América: el vocabulario de la viruela en la Nueva España dieciochesca. José Luis Ramírez Luengo, Universidad Autónoma de Querétaro